Una veintena de policías y civiles iraquíes murieron este jueves en una nueva oleada de ataques en diversas áreas de Iraq, incluidas Bagdad y Tikrit, ciudad natal de Sadam Husein, a unos 170 kilómetros al norte de la capital.
 
La nueva jornada de violencia eleva a unos sesenta el número de civiles, policías e insurgentes muertos en ataques y tiroteos en diferentes áreas del norte, centro y el oeste de Iraq en los últimos tres días.
 
Según fuentes del Ministerio de Interior, dos coches bomba conducidos por suicidas explotaron esta mañana de forma casi simultánea en el suroeste de Bagdad, y dejaron al menos 15 muertos y 35 heridos, varios de ellos graves.
 
Los dos atentados tuvieron como blanco un convoy de la policía iraquí, compuesto por ocho vehículos, en una de las principales avenidas del lujoso barrio de Al Yaderiya, cerca de la amurallada "zona verde", donde se encuentran las instalaciones del gobierno interino, así como las embajadas de EE.UU. y el Reino Unido.
 
El primer ataque ocurrió sobre las 10h00 horario local (06h00 GMT) cuando un coche conducido por un suicida hizo explosión frente al convoy policial, dijeron testigos y fuentes de la seguridad.
 
El segundo automóvil, también conducido por un suicida, explotó dos minutos después y estaba detrás del convoy, explicaron.
 
"Al menos veinte vehículos civiles quedaron completamente destruidos y las ambulancias han trasladado hasta el momento a tres hospitales de Bagdad a unos 35 muertos y heridos, en su mayoría civiles", dijo Seif Abderrahman, un vecino del barrio.
 
Según fuentes policiales, especialistas iraquíes y de EE.UU. encontraron, también en Al Yaderiya, un tercer coche cargado con cinco bombonas de gas y material explosivo, y por temor a que estallara mientras lo desactivaban, lo explotaron ellos mismos.
 
En otro barrio del oeste de Bagdad, Al Mansur, unos desconocidos tirotearon esta mañana a un teniente de los servicios de inteligencia iraquíes, Fras Hamid, quien resultó gravemente herido y murió antes de ser trasladado a un hospital de la capital.
 
En Tikrit, al menos veinte personas resultaron heridas en un atentado suicida con coche bomba frente al cuartel general de los servicios de inteligencia estadounidenses, situados en un antiguo palacio del depuesto presidente iraquí en la orilla del río Tigris.
 
El ataque en Tikrit fue seguido por otro en Kirkuk, a 250 kilómetros de Bagdad, cuando un grupo de hombres armados disparó y mató a tres policías frente a una comisaría de esa ciudad petrolera.
 
Centenares de efectivos de la Policía y del Ejército iraquí, así como funcionarios del gobierno interino, han muerto desde el año pasado en atentados cometidos por grupos insurgentes, que les acusan de colaborar con la ocupación.
 
El gobierno interino iraquí acusó de estar detrás de los nuevos atentados a "grupos terroristas llegados desde el extranjero", según Zayer al Naquib, portavoz del primer ministro saliente Iyad Alaui.
 
"Es una acción cobarde y las víctimas son en su mayoría civiles", dijo el portavoz en alusión a las explosiones en la capital.
 
La insurgencia intensificó sus ataques en ciudades como Mosul y Kirkut (norte), así como en Bagdad, después de que se informara el pasado martes de la muerte de una veintena de personas en un bombardeo estadounidense de la ciudad de Al Qaim, en la frontera con Siria, tras violentos combates con grupos insurgentes en la zona.
 
La violencia de los últimos días coincidió con las visitas que realizaron esta semana a Iraq el secretario de Defensa de EE.UU., Donald Rumsfeld, y el vicesecretario de Estado de ese país, Robert Zoellick, para tratar con las nuevas autoridades iraquíes sobre la marcha del proceso político y la seguridad en el país árabe.