El secretario de Defensa de EE.UU., Donald Rumsfeld, llegó este martes a Iraq por sorpresa para reunirse con los nuevos cargos electos y visitar a las tropas de su país en Bagdad y Mosul, a 400 kilómetros al norte de la capital.
 
Poco antes de que Rumsfeld llegase a Mosul en helicóptero, un suicida hizo explotar un coche bomba al paso de un convoy militar estadounidense y dejó al menos seis civiles iraquíes muertos y otros siete heridos, según dijeron a EFE fuentes policiales en la ciudad, pero se ignora si hay también víctimas norteamericanas.
 
El secretario de Defensa de EE.UU., que visita Iraq por novena vez desde que comenzara la guerra, hace ahora dos años, se reunió con el presidente Yalal Talabani y el primer ministro designado Ibrahim Yafari, a los que dejó claro que su país se opone a cualquier demora en la aplicación del proceso político y democrático en Iraq.
 
Rumsfeld, en una rueda de prensa tras reunirse con Ibrahim Yafari, subrayó la importancia de la elaboración para agosto próximo de una Constitución permanente de Iraq, así como de la celebración de elecciones generales en diciembre de este año.
 
Por su parte, Yafari aseguró que combatirá la corrupción en el nuevo gobierno iraquí, y dijo que el ejecutivo "contará con ministros tecnócratas con mucha experiencia y un historial limpio".
 
También reconoció que se está encontrando ante "algunos desafíos" a la hora de formar el gobierno, pero confió en que "los superaremos con la ayuda de nuestros hermanos en los bloques parlamentarios".
 
Antes de reunirse con las autoridades iraquíes, Rumsfeld había visitado Camp Liberty, un cuartel de las tropas estadounidenses en la capital, donde departió con los soldados y se interesó por sus condiciones.
 
"Vuestro papel es enormemente importante en la guerra global contra el terrorismo", dijo Rumsfeld a los cientos de soldados congregados.
 
Además, se reunió a puerta cerrada con los dos mandos militares de mayor graduación en Iraq, el general George Casey y el teniente general John Vines, con quienes pasó revista a la situación de las tropas y la posibilidad de reducir su número.
 
Tras la reunión, Casey dijo a los periodistas que las tropas iraquíes que deben tomar el relevo de las estadounidenses y extranjeras "están actuando con mayor agresividad", lo que significa que "estamos haciéndolo mejor y consiguiendo mayor eficiencia".
 
En estos momentos hay 140.000 soldados estadounidenses desplegados en Iraq, algo menos que los 150.000 que llegó a haber en el momento de mayor despliegue. Un total de 1.540 han muerto por acciones hostiles o accidentes desde que comenzó la guerra.
 
"La presencia de tropas estadounidenses no es algo que vaya a durar siempre", reconoció Rumsfeld antes de su reunión con los mandos castrenses.
 
La visita de Rumsfeld, la tercera en sólo dos meses, se produce horas después de que se conozca el secuestro de un ciudadano estadounidense en Iraq.
 
El hombre, un civil dedicado "a trabajos de reconstrucción" -según dijo la embajada de su país- fue secuestrado cuando se encontraba a las afueras de Bagdad y hasta ahora ningún grupo ha reivindicado su captura.