La preocupación de los bancos de inversión internacionales -expresada en los informes difundidos la semana pasada a sus inversionitas debe entenderse como un llamado de atención tanto para los políticos de la oposición como para los del Gobierno.

Con ese criterio coinciden analistas consultados, que afirman que un empeoramiento del conflicto  social puede provocar consecuencias difíciles de enmendar.

Credit Suisse First Boston, JP Morgan y Citigroup, por ejemplo, coinciden en vincular el retorno de los ex mandatarios Abdalá Bucaram, Alberto Dahik y Gustavo Noboa (especialmente del primero) con las protestas y la crisis de la Corte Suprema de Justicia.

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Benjamín Ortiz, investigador de la consultora Quantum, considera que la posición de los bancos de inversión “es un llamado de atención que debe ser tomado muy en cuenta”.

Sostiene que “a la buena situación económica se superpone la (crisis) política... No hay crecimiento sin inversión. Y para ello se necesita un clima razonablemente estable”.

Jaime Carrera, secretario técnico del Observatorio de la Política Fiscal, explicó que, por el lado económico, el problema es que “Ecuador sigue con la peor calificación (de deuda) de Latinoamérica... Cada vez es más recurrente la percepción de que si no se hacen las reformas que el país necesita, hay el riesgo de que en algún momento deje de pagar la deuda”.

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Otro problema, dice, es que con los criterios de la banca internacional, los inversionistas se vuelven más desconfiados y prefieren postergar los negocios que tenían previstos hacer en Ecuador. Ambos analistas insisten en que se deben realizar proyectos de fondo, que resuelvan la crisis.