El presidente Lucio Gutiérrez en una entrevista televisiva dijo que él quería dejar una huella de su gobierno, pero no dejó claro si era la huella de sus pies o de sus manos; luego, durante todos estos días, se ha pasado diciendo que va a poner la mejor Corte Suprema de Justicia (CSJ) de la historia, pero tampoco dijo de qué historia, si la historia antigua, medieval o moderna, por lo tanto no sabemos a qué atenernos.

En fin, vamos a ver qué nos ofrece la próxima vez.

Pero lo que sí está claro es que los sucesos políticos de los últimos días tienen un nombre, Lucio Gutiérrez; él es el único responsable de este cisma que está llevando a la destrucción a nuestra patria. Sin embargo, a las Fuerzas Armadas, que tienen el deber de velar por la democracia y no por la dictadura, se las ve impávidas y permiten que haga lo que le dé la gana a este señor. ¿Qué compromiso tendrán? Solo Dios lo sabe.

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Señores militares, del juicio humano se podrán escapar, pero no del juicio de Dios cuando se presenten a dar cuenta de sus actos ante el Ser Supremo, donde ya no valdrá el arrepentimiento y “ahí será el llanto y crujir de dientes”.

Vicente Jaramillo Guerra
Guayaquil

Me pregunto, ¿cuándo trabaja Gutiérrez por el país?, ya que la nación está paralizada. Él solo se dedica a transmitir lo que le es ordenado.

Hay que ver cómo ha cambiado su discurso desde el principio de su mandato, cuando exponía sus planes para marchar todos juntos trabajando mancomunadamente por el bien del país, hasta hoy que cada vez que abre la boca es solo para que le salga odio, rencor, venganza, complejos de inferioridad.

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Se olvida que utilizó a los grupos indígenas para satisfacer sus propósitos y ponerse la banda presidencial. Aquellos que confiaron en él están decepcionados. Parece que el complejo de golpista es más fuerte que el sentido de responsabilidad y amor a la patria que se inculca durante la educación militar.

Ofende al uniforme y no se da cuenta que lo tienen prisionero de una mayoría ajena, ni que familiares lo marean para sacar tajada.

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Ya deje de usar incorrectamente el término oligarca. El diccionario dice que oligarquía es gobierno de pocos, o la forma de gobierno en la cual el poder supremo es ejercido por un reducido grupo de personas que pertenecen a una misma clase social. Entonces, usted y sus colaboradores son oligarcas, pues no solo gobiernan mal, sino que entre ustedes se tapan y condecoran. Póngase a trabajar por el bien del país y por sus tan cacareados “hermanos ecuatorianos”.

María Auxiliadora Carbo Icaza de Rivadeneira
Guayaquil
 
Cuando el Presidente de la República, experto en estrategias militares, excepto en ciencias sociales, económicas y jurídicas, ganó las elecciones y se posesionó para sus funciones, lo hizo amparado en la principal ley del país, la Constitución.

La mayoría de la población, los estamentos e instituciones sociales en fidelidad al ordenamiento jurídico, aceptó tal designación aun a pesar de que sus preferencias eran otras, en espera de que el nuevo Gobierno respetaría la ley soberana del país, y en que fundamentado en la competencia legal que esta le otorga lograría un cambio en lo económico, social y libraría una guerra sin tregua a la corrupción latente.

Desde entonces hasta estos días, los actos del Gobierno más allá de ser desacertados en lo económico y social son lapidarios en lo jurídico, así lo reflejan la trepidación de acontecimientos inconstitucionales acaecidos en el país, desde que el Poder Ejecutivo intervino ilegalmente en el Legislativo para transgredir el judicial, irrespetando sus funciones y violentando la Constitución.

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Tiene razón el coronel Gutiérrez al vanagloriarse de que su gobierno es el único diferente en toda la historia republicana, que al no saber y no poder litigar contra la corrupción terminó siendo parte de ella; y el único que ha logrado en corto tiempo crear un caos generalizado para que el país sucumba, destruyéndole los poderes institucionales al abatir el ordenamiento jurídico, y al que por esto de ahora en adelante agradecerán los funcionarios públicos que cometan delitos contra los intereses nacionales, por poder transitar libremente por el país porque la ley y los administradores de justicia son sus mejores defensores.

Ab. Eco. Walter Alexis Maldonado Gallegos
Guayaquil

Coronel y presidente Gutiérrez, la forma como está gobernando el país haciendo notoria su prepotencia como la de todo un militar, con acertijos, eso se convertirá en un polvorín.

El acercamiento con unos partidos era notorio y hoy es un anillo que día a día se ajusta; a esto se añade el festín o repartición de tronchas con monumentales sueldos (entiéndase a amistades, familiares y parientes) en fin, toda su forma de actuar es criticada por los ecuatorianos que no somos corruptos ni palanqueadores de troncha.

Vemos cómo con su desacertada forma de conducir el país lo está llevando al descalabro. La voracidad por despellejar las arcas del erario nacional, por corruptos y allegados, lo hacen tambalear en el poder. Y sigue la fiesta de la corrupción, de borra todo y va de nuevo.

De qué vale el esfuerzo policial por combatir la delincuencia, si solo se le permite la captura de peces pequeños como el Rey Zamora, pero los peces grandes no; ellos son considerados como políticos financistas gubernamentales y protegidos por la Constitución.

Si diariamente el país produce 500.000 barriles de petróleo a un precio que dobla el presupuesto, ¿dónde está el dinero sobrante? Con tanto dinero sobrante, ¿por qué mantiene a muchos sectores impagos? Díganos, ¿qué ministro o empleado allegado al Gobierno, diputados, o si usted cobra atrasados sus emolumentos?, ¿verdad que ninguno?

¿Por qué sigue solicitando préstamos externos? ¿Por qué endeuda más al país con emisión de cientos de millones en bonos?

¿Por qué no aprovecha el alza del petróleo y paga las deudas externas e internas con petróleo? ¿Por qué su cumpleaños fue celebrado en Quito y Guayaquil con fondos del erario nacional, digamos, el pueblo pagó la fiesta?

Presidente, despréndase de los corruptos que lo rodean para que intente terminar su periodo.

CPA. Walter David Sánchez Rodríguez
Guayaquil

Los ecuatorianos nunca sabremos quiénes estuvieron atrás de Lucio Gutiérrez, el 21 de enero del 2000.

Lo que sí sabemos es que él con su mensaje de combatir la corrupción convenció (engañó) a un golpeado pueblo y llegó a ser Presidente.

A los sufridos agricultores no nos benefició el aumento del precio del petróleo, más bien nos perjudicó con el alza del costo de los plásticos y la urea.

 Coronel, si quiere servir a su pueblo, use nuestro petróleo para fabricar materia prima para los plásticos y fertilizantes. Claro que eso le traería problemas con los poderosos que están asociados a su gobierno, pero si es valiente y lo hace, será un dictador para los ricos y demócrata para nosotros los agricultores.

Segundo Manuel Rojas Maza
Machala