España, tras Irlanda y Albania, fue el país europeo con el crecimiento demográfico más rápido en el 2003, según un informe del Consejo de Europa divulgado ayer.

Titulado “Evolución demográfica reciente”, el informe fue presentado ante la prensa por su responsable, Raimondo Casiano de Azevedo, y por la presidenta del Comité Europeo sobre Población, Charlotte Hohn.

En el informe se incluyen datos de 45 estados miembros del Consejo de Europa (todos excepto Albania) y Bielorrusia. 

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La población española, que el 1 de enero del 2004 era de 42’197.900 habitantes, experimentó en el 2003 un crecimiento del 1,5% (0,1 por crecimiento natural y  1,4 gracias a la inmigración).

España, además, ostenta el récord europeo de esperanza de vida femenina, con 83,58 años, mientras que en la masculina (76,90 años) es el séptimo detrás de Islandia.

El informe revela el lento crecimiento demográfico de Europa, el 0,23% en el 2003, que representa 1,9 millones de nuevos europeos de un total de 811’494.200 habitantes.

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Si no fuera por la inmigración, la población europea habría descendido, ya que de esa cifra, dos millones corresponden a inmigrantes, con lo que el crecimiento natural es negativo (-63.000 personas).