Las autoridades italianas cerraron ayer el aeropuerto de Ciampino, el segundo de la ciudad, prohibieron el tráfico rodado en la ciudad a partir de la medianoche y desplegaron miles de hombres para  garantizar la seguridad de 200 líderes y dignatarios que empezaron a llegar ayer a Roma para el funeral de Juan Pablo II.

El tráfico de Fiumicino, el principal aeropuerto, se redujo en el 30% por el cierre del espacio aéreo de Roma.

Helicópteros militares surcaban los cielos sobre el Vaticano, donde cientos de miles de personas esperaron para dar el último adiós al Pontífice, en la basílica  de San Pedro, controladas por policías, soldados y carabinieris.

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También han sido desplegadas en la zona unidades con perros adiestrados en la detección de explosivos.

El jefe de la policía romana, Achille Serra, pidió a los peregrinos que no lleven bolsas o  mochilas para facilitar el trabajo de seguridad.

Protegida por murallas antiguas y verjas de hierro, la Ciudad del Vaticano además está custodiada  por guardias suizos con alabardas, un servicio secreto armado con pistolas y un destacamento especial de la policía italiana.

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“No tenemos tiempo de tener miedo”, dijo ayer el jefe Marcello Fulvi a la prensa, tras enumerar las medidas de seguridad tomadas por la policía a fin de frustrar cualquier intento terrorista.

Autoridades de un centenar de países asistirán a los funerales de Juan  Pablo II, el Papa más carismático y viajero de la historia, fallecido el sábado  tras una larga enfermedad.

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Pero Dennis Pluchinsky, veterano del Departamento de Estado norteamericano y experto en cuestiones terroristas, dijo que se han exagerado las amenazas.

“Es dudoso que ningún grupo terrorista considere lanzar un ataque contra esos dignatarios dado el nivel y el alcance de las medidas de seguridad en torno al Vaticano, y el poco tiempo que han tenido para su planificación. Seis días no es tiempo suficiente para planear un ataque en gran escala contra un objetivo vigilado”, aseguró.

MEDIDAS

Sin autos
El tráfico terrestre está prohibido en Roma y sus alrededores hasta las 18h00 (11h00 de Ecuador), en una decisión sin precedentes.

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Custodia
Unos 10.000 agentes de seguridad, entre uniformados y de civil, serán asignados a vigilar las calles romanas y vaticanas durante el sepelio, además de proteger a las autoridades y a los cerca de cuatro millones de fieles que han llegado a Roma por la muerte de Juan Pablo II.

Francotiradores
Mil francotiradores serán desplegados en  lugares estratégicos, en su mayoría detrás de las estatuas que coronan la columnata de la plaza de San Pedro, aseguró ayer el diario La  Repubblica.