Un piano labrado en mármol junto a la partitura completa y original de la Chola Cuencana, escrita en agosto de 1949  y considerada himno popular de los cuencanos, están grabados en la lápida del  compositor Rafael Carpio Abad.

La fecha, enero 12 de 2004, completa la insignia y recuerda el deceso de este personaje cuencano,  que desde el miércoles pasado permanece en el Mausoleo de los Hombres Ilustres de Cuenca, porque así lo resolvió el Concejo Cantonal.

Sus hijos Martha, Luis, Teresa, Rosa, Rafael, Mariana, Mercedes y Francisco Carpio Mogrovejo, presidieron las ceremonias religiosa y cultural que varias autoridades, estudiantes de establecimientos educativos y familiares realizaron en su honor.

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Luis Carpio, el mayor de sus hijos, sonrió al evocar el recuerdo de su padre y dijo que fue un hombre que vivió por y para la música.

Aunque ninguno de sus hijos ha mostrado inclinación por el arte de su progenitor,  más de una docena de sus nietos se dedican a la música. 

Otros personajes
En el Mausoleo remodelado por la Municipalidad, junto a otros personajes ilustres de la capital azuaya como Dolores Josefina Torres, Hortencia Mata, Antonio Borrero, Honorato Vásquez, Aurelio Aguilar descansa hoy el autor de más de 2.000 composiciones ecuatorianas entre yaravíes, pasacalles y sanjuanitos.