Los ecuatorianos, de una forma tácita, han confirmado su distanciamiento con las organizaciones que dicen representarlos con su casi nula participación en los encierros en iglesias, medida de protesta promovida por la plataforma Por la Regularización sin Condiciones, cuya portavoz es la guayaquileña Norma Falconí.

“Hay que preguntarles a los ecuatorianos por qué no participan”, exclamó Falconí, quien está en la iglesia del Pi, centro de Barcelona, junto a 50 inmigrantes de India, Pakistán y Bangladesh. “No estoy aquí representando a ninguna organización de ecuatorianos, sino como portavoz de la plataforma”, indicó.

La mañana del martes, Falconí atendía a un grupo de estudiantes de la Universidad de Barcelona que realiza un tema sobre inmigración, mientras los 50 “sin papeles” que llevan adelante la medida estaban en una habitación en la parte posterior de la iglesia del Pi.

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En la iglesia de Sant Medir, los inmigrantes encerrados estaban en la biblioteca.

El lugar tomado para el encierro lucía desordenado, con ocho colchones en el suelo y restos de comida en las mesas. En el interior no había ningún inmigrante, salvo una persona que explicó que en ese lugar se encontraban quince búlgaros, pero que algunos estaban trabajando y otros “salieron a dar una vuelta”.