El Canciller de Ecuador cree que ya no hay razón para emigrar y que es momento de que los emigrantes vuelvan a su patria. ¡De ninguna manera!

Quienes cuentan con un empleo en este país apenas sobreviven trabajando entre diez y doce horas diarias de lunes a sábado inclusive, con sueldos indignos que poderosos empresarios proveen sin horas extras y sin opción a reclamo alguno, con la venia de nuestras autoridades.

Tengo dos hijos profesionales graduados en prestigiosas universidades de la localidad con diplomados en sus respectivas carreras, sin perspectiva alguna de desarrollo y éxito profesional.

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Emigrar de este país es parte de la solución, señor Zuquilanda, mis hijos, trabajando como obreros, vivirían dignamente y pagarían sus anheladas maestrías, oportunidad que este Gobierno y los anteriores no han querido proporcionar a sus conciudadanos.

Que los emigrantes vuelvan, ¿para qué, señor Zuquilanda?, ¿para que vivan una vida indigna en su propia tierra? ¡Ni Dios quiera!

Ojalá no vuelvan, al menos, por ahora. En el extranjero, aunque lejos de sus seres queridos, muchos de quienes emigran tienen entre otras cosas trabajo, seguridad, oportunidad de progreso, salud, educación..., que aquí por puro egoísmo de quienes nos dirigen no lo tienen.

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Luis Alberto Hurtado Riera
Guayaquil

Honda preocupación causan las opiniones del Canciller del Ecuador y con mayor razón de los que estamos fuera de nuestro país.

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Los diarios ecuatorianos de mayor circulación dan cuenta del valioso aporte que brindan las remesas del exterior, provenientes de más de tres millones de ecuatorianos, y de manera especial dan detalles que no pueden pasar desapercibidos, como que el 14% de la población adulta recibe remesas de familiares del exterior, ni que el monto enviado es diez veces superior a la suma total anual de la asistencia extranjera, incluidos los créditos del FMI (Fondo Monetario Internacional).

Para los economistas de nuestro Ecuador somos importantes, pero solo somos un número importante, al extremo de que en ningún foro internacional se nos menciona; no sabemos si por desconocimiento del tema o por la barrera del idioma, o es que no les importa el bienestar de los ecuatorianos.

En el caso especifico de los emigrantes que estamos en Estados Unidos, nos gustaría que copiaran la actitud de mandatarios como el de México, en el liderazgo de ejemplo en la defensa de sus coterráneos. Nuestros envíos son el primer rubro de ingresos para el Ecuador, luego el petróleo. Después de pagar los latisueldos a la clase dorada y otros rubros desconocemos si hubo garantías para que las remesas fueran canalizadas en inversión, otra sería la situación de nuestros hermanos en Ecuador. El canciller Patricio Zuquilanda nos representa, pero mal. Y su señora madre es involucrada de manera irresponsable y sin razón.

Juan Heredia Jiménez
Nueva York, EE.UU.

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