Guillermo Castro explicó ayer a sus compañeros magistrados sus razones para anular los
juicios a Bucaram, Noboa y Dahik, mientras el fallo provoca manifestaciones en Quito.

Decenas de transeúntes que se encontraban la mañana ayer en la Plaza de la Independencia, frente al Palacio de Carondelet, comenzaron a gritar, en medio de pifias, “Lucio corrupto, alcahuete de Bucaram”, “que se vaya a Panamá, que se lleve a Abdalá”, en protesta por el retorno del ex mandatario roldosista.

La protesta surgió a las 11h30 cuando se realizaba la ceremonia de cambio de mando de la escolta presidencial, integrada por los Granaderos de Tarqui, a quienes les dijeron “socapadores de Gutiérrez, militares corruptos”.

Una mujer con una careta de Bucaram tenía un letrero con la frase “Estamos de vuelta para llevarnos más plata”.

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“Lucio corrupto, alcahuete de Bucaram”, ese era el grito que se escuchaba ayer al mediodía en la Plaza de la Independencia, en plena ceremonia de cambio de mando de la Escolta Presidencial.

Los rostros de los denominados Granaderos de Tarqui que participaban en el acto reflejaban impotencia por las pifias y los insultos expresados en su contra por los transeúntes que se hallaban en el lugar, justo cuando el comandante de la escolta recordó en el micrófono que la misión de los soldados de Carondelet es “proteger el Palacio Nacional y la integridad del Presidente de la República”.

De nada sirvió que la banda del Ejército entonara una marcha ni que se intensificara el sonido de las trompetas de la escolta, el grito de las personas se distinguía claramente.
“Que se vaya a Panamá, que se lleve a Abdalá”, gritaba Laura López, una mujer de aproximadamente 40 años que dijo no entender por qué el Gobierno había facilitado el retorno del líder del PRE.

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El cambio de guardia presidencial se cumple cada lunes a las 11h30 y atrae la atención de los cientos de personas que a esa hora cruzan por la Plaza Grande. El desfile de los Granaderos de Tarqui, varios de ellos a caballo, es la principal atracción del sector.

La reacción de ayer fue sorpresiva. Los transeúntes recriminaban así a los militares vestidos con chaqueta azul con rojo y pantalón blanco: “Socapadores de Gutiérrez, militares corruptos”.

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Solo cuando se entonó el Himno Nacional callaron. Luego la reacción se repitió, la gente se amontonó en la vereda y justo cuando la escolta retornaba al edificio presidencial, una figura salió al paso. Era Abdalá Bucaram, o más bien una mujer (Blanca González) que llevaba una careta del ex mandatario y en su espalda un costal con un letrero que decía: “Estamos de vuelta para llevarnos más plata”.

A las protestas se unieron también los conductores de los vehículos que pasaban por el sector. Al ver a la mujer disfrazada ellos hacían sonar el pito de sus autos. Entonces llegó la Policía e intentó dispersar a los presentes. “Por favor retírese, no hay por qué ofender al Presidente. Si siguen así los llevaremos presos”, indicaba un oficial.

La anciana decía que era una jubilada y que consideraba que el Gobierno le había mentido. Además anunciaba que hoy volvería  con su protesta.

Una hora después, el escenario cambió y en el lugar donde antes hubo protestas, moradores de varios barrios de Quito, acompañados de funcionarios del Ministerio de Bienestar Social, aclamaban al presidente Lucio Gutiérrez.
Ellos explicaron que habían ido a Carondelet con la promesa de recibir en los próximos días una canasta familiar.

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