A sus 90 años, su voz y su parada es firme. Sin embargo, lo que más llama la atención de Carlos Baquerizo, es su mente, igual a la de un niño que lo recuerda todo.

Según sus allegados, eso es el resultado de jugar por 70 años bridge, una actividad conocida como el ajedrez del naipe en el que lo más importante es la comunicación de las parejas a través de declaraciones (mensajes inscritos en un tipo de cartas diferentes a las usuales).

Baquerizo acostumbra a asistir todos los lunes y miércoles al Comité de Los Ceibos. Se reúne con casi quince personas más entre jóvenes y adultos. Todos lo saludan con respeto y dicen que es un orgullo aprender junto a uno de los mejores jugadores de bridge. Se forman grupos de cuatro y en silencio empiezan a lanzar las cartas y mensajes.

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Don Carlos, como lo llaman sus compañeros, casi no observa a su pareja. Se concentra en revisar sus cartas y las lanza. Según cuenta, eso lo aprendió porque en los torneos internacionales donde participó años atrás los grupos no podían verse para evitar trampas como tocarse ciertas partes del cuerpo y dar a conocer la carta que tenían. Por ejemplo, “señalaban su corazón y se conocía que tenía un as de corazón, y así con otros naipes”.

Este hombre, alto y de buena memoria, empezó a jugar desde los 20 años en las casas ya que entonces se trataba de una diversión familiar. En 1944 asistió a una convocatoria en Argentina y aprendió de un maestro, apellido Gabarret, las diversas formas de “declarar y comunicarse con sus compañeros de juego”.

En 1964 participó en un concurso de aficionados y formó la Asociación del Bridge, de la cual fue su fundador y primer presidente. Sin embargo, se llevó una gran sorpresa porque acudieron a la convocatoria unas 40 personas, cifra que no se la esperaba porque pensaba que en la ciudad muy pocos practicaban bridge.

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Después llovieron las invitaciones para asistir a torneos  en Colombia, Brasil, Argentina, Perú, entre otros países.

Sus compañeros del Comité coinciden en que don Carlos, es un buen colega porque siempre está presto a ayudar a quienes recién están aprendiendo. No es temperamental si es que su pareja no hizo un buen juego, lo máximo que hace, señalan sus amistades, es dar su opinión con respeto.

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Actualmente, don Carlos comparte la mayor parte del tiempo con su familia. Dice que espera seguir practicando el brige hasta cuando pueda.