El piloto español fue el ganador del Gran Premio
de Bahrein.

Ni la nueva Ferrari de Michael Schumacher pudo detener ayer a Fernando Alonso. El español se adjudicó inapelablemente el Gran Premio de Bahrein, hilvanando su segunda victoria consecutiva en lo que va del Campeonato Mundial de Fórmula Uno, e incrementó su ventaja en la cima de la clasificación de pilotos.

La tercera prueba de la temporada deparó un nuevo fiasco para Michael Schumacher, siete veces campeón mundial, quien debió abandonar la competencia antes de empezar la duodécima vuelta.

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Alonso ganó casi de punta a punta, después de obtener el sábado la pole position. Es la tercera victoria de su carrera, ya que se había consagrado en Malasia hace dos semanas, y en Hungría en el 2003.

El piloto de Renault cubrió las 57 vueltas del autódromo de Sakhir, de 5.417 kilómetros, en un tiempo de 1 hora, 29 minutos, 18 segundos y 531 milésimas. Jarno Trulli, con un Toyota, quedó segundo, a 13,4 segundos de Alonso. El McLaren del finlandés Kimi Raikkonen entró tercero, a 32 segundos.

La entrada en escena del F2005, que lució poco confiable, no levantó los bonos de Ferrari ya que Schumacher abandonó tras empezar pegado a Alonso en la largada, inclusive a un segundo después de once vueltas, pero el alemán se salió en una curva y después ingresó en los pits, al parecer por un problema hidráulico causado por escombros en la pista.

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Fue la primera vez desde el Gran Premio de Alemania 2001 que Schumi abandona a causa de una falla mecánica; antes lo hizo por accidentes.

La temperatura rebasó los 55 grados centígrados.

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Señal de luto
Como señal de duelo por la muerte del papa Juan Pablo II, el pasado sábado, no hubo el tradicional festejo en el podio. Ni Alonso, ni Trulli, ni Raikkonen descorcharon las habituales botellas de champán tamaño gigante que se emplean en el festejo posterior a la entrega de trofeos, con las que suelen mojarse unos a otros.

Los Ferrari, por su parte, pintaron de negro sus narices en señal de luto.