¿Dónde será enterrado Juan Pablo II?, es la pregunta que se hace la opinión pública y, aunque todo hace pensar que será en el Vaticano, habrá que esperar a conocer su testamento, donde podría haber dicho si quiere reposar para siempre en la basílica de San Pedro o en Cracovia.
 
Hasta el momento el Vaticano no ha informado del lugar y todas las miradas están puestas en su secretario particular, el arzobispo Estanislao Dziwisz, a quien se considera depositario de su testamento.
 
Se espera que en las próximas horas se conozca el lugar, aunque todo hace pensar que Juan Pablo II será enterrado, como la mayor parte de los papas, en las grutas de la basílica de San Pedro, a pocos metros donde está la tumba del apóstol Pedro.
 
Se asegura que descansará en el mismo lugar donde durante treinta años estuvo sepultado su predecesor y al que tanto admiraba y proclamó beato Juan XXIII, fallecido en 1963.
 
Los restos de Juan XXIII fueron trasladado desde las grutas el 3 de junio del año 2001 hasta la basílica, pocos meses después de ser beatificado.
 
Juan Pablo II, su gran admirador, decidió trasladarlos al altar de San Jerónimo para permitir un mayor flujo de fieles devotos.
 
Eligió esa capilla porque Juan XXIII admiraba a los padres de la Iglesia y a ese santo en concreto y, de hecho, cuando entraba en San Pedro el primer sitio al que se dirigía era a ese altar.
 
Conociendo el amor que sentía por Juan XXIII, no es de descartar que quisiera reposar en el mismo sitio donde estuvo el "Papa Bueno", como es conocido Juan XXIII.
 
Pero también es conocido su amor por su Polonia natal y por Cracovia, donde pasó medio siglo de su vida, de la que fue arzobispo y cardenal y de la que salió para el cónclave de 1978 en Roma, del que salió elegido Papa.
 
A Cracovia pertenece Wadowice, la localidad en la que nació en 1920 y que abandonó a los 18 años para estudiar en la capital, que marcó su vida.
 
Durante su último viaje a Polonia en el 2002, Juan Pablo II vivió uno de los momentos más emotivos de su noveno viaje a su país, cuando visitó la catedral de Wawel, de Cracovia, y después cuando oró, emocionado, ante la tumba de sus padres y hermano en el cementerio de Rakowice, no muy lejos del templo.
 
En una capilla de la catedral, la cripta de San Lorenzo, celebró el por entonces Karol Wojtyla su primera misa como sacerdote. Fue el 2 de noviembre de 1946, un día después de su ordenación.
 
A los polacos les gustaría tener entre ellos, para siempre, al polaco más importante de la historia del país y están convencidos de que si ahora no será posible y es enterrado en el Vaticano, en años venideros sus restos serán trasladado a Polonia.
 
En tiempos breves, visto que los funerales solemnes en Vaticano se celebrarán posiblemente el jueves, se conocerá donde descansará el ya conocido como “Juan Pablo, el Grande”, como hoy le calificó el cardenal Angelo Sodano, que fue su secretario de estado.
 
Mañana lunes la congregación de cardenales se reunirá para comenzar a preparar el cónclave que elegirá a su sucesor y no se descarta que también fije la fecha del entierro, al que se espera asistan más de dos millones de personas y decenas de jefes de estado y reyes de todo el mundo.
 
Juan Pablo II, cuyo nombre de pila fue Karol Wojtyla, falleció a las 21h37 horas local del 2 de abril debido a un choque séptico y un colapso cardiovascular circulatorio irreversible, según el certificado médico de defunción, hecho público hoy por el Vaticano.
 
En el certificado se especificó que Juan Pablo II padecía el mal de parkinson, la primera vez que se reconocía de manera oficial que sufría esta enfermedad.