Equipos de emergencia en Indonesia están descubriendo el verdadero grado de la destrucción provocada por el terremoto del pasado lunes especialmente en las carreteras, lo que dificulta la distribución de ayuda.

Un nuevo  balance comunicado ayer por las Naciones Unidas señaló que al menos 518 personas murieron por el  terremoto, aunque el vicepresidente indonesio, Yusuf Kalla, estimó de nuevo ayer en unas 2.000 las personas que podrían haber perdido la vida.

En la isla de Nias había saqueos entre la población hambrienta y desamparada y en la vecina isla de Simeulue, se declararon incendios que causaron daño considerable.

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Dos días después del sismo de 8,7 grados en Sumatra, el mal tiempo y los daños en las pistas de aterrizaje retrasaron la llegada de ayuda a Nias y la zona afectada, ya mortalmente devastada por el gigantesco maremoto del pasado 26 de diciembre.

Aunque no hay equipos adecuados para rescatar a los supervivientes, bomberos franceses salvaron ayer a Jansen Silalalaji, de 25 años, técnico de televisores, que quedó atrapado en los restos de un restaurante.

Mientras era sacado de los escombros del edificio de tres pisos, más de 36 horas después del sismo, Silalalaji sonrió débilmente y alzó los pulgares para dar a entender que estaba bien.

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Otros empleaban instrumentos rudimentarios para buscar a parientes y  amigos.