Las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador, Dr. Patricio Zuquilanda, a la prensa de España, en su reciente visita al país ibérico, han ofendido a los 2 millones de ecuatorianos ausentes de su patria.

Suelto de huesos, el secretario de Estado ha manifestado que es hora de que los ecuatorianos regresen a su patria, toda vez que la situación económica y social “es expectante”; y como si fuera poco, cree que es la hora del regreso.

Lo anterior es casi igual a lo que declaró la ministra de Turismo, Gladys Eljuri, que el Ecuador dispone en la actualidad de una situación envidiable. Como para Ripley, si no, veamos: Ecuador, con las estadísticas del Banco Mundial, al término de febrero soportó una población del 74% en el límite de pobreza, el 26% vive en la miseria más expectante, y el 3% goza de la riqueza que le ha dado el país. Sumado esto a la corrupción demagógicamente llamada “acción del Gobierno”, la politiquería; el asalto a mansalva; las vidas criminalmente asesinadas en las calles; los festines de armas y del petróleo; etcétera, ¿cómo puede regresar el ecuatoriano ausente?

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Más allá de las declaraciones del Canciller están las de sus propios organismos de control y administración; un claro ejemplo, lo que sucede en España donde para legalizar sus documentos, el propio Embajador ecuatoriano manifiesta a la prensa madrileña que más de 800 mil compatriotas quedarán al margen de la legalización que obliga el Gobierno español, por la falta de tiempo y sobre todo de documentos legales que el Gobierno de Ecuador se ve imposibilitado de hacerlos.

Los ecuatorianos residentes en España han manifestado no poca contrariedad ante este hecho, que pone de relieve el engaño de quienes deben dar muestras de altura.

El Gobierno de España ha hecho conocer su sorpresa ante lo declarado; así lo manifestó su Ministerio de Energía: “si la situación de Ecuador es solvente, ¿cómo entonces miles de ecuatorianos buscan amparo en nuestro país?”.

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La inoperancia en las esferas de nuestro Gobierno militar, cada día deja huellas en el dolor y miseria de los ecuatorianos que vivimos fuera de nuestra patria.

Gilberto Crespo Crespo
Nueva York, EE.UU.

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Que no hay razón para emigrar y que es el momento de que los inmigrantes vuelvan, dice el Canciller del Ecuador.

Primero, tiene que buscar los medios jurídicos para cambiar en su totalidad las leyes del Código del Trabajo, obsoletas y absurdas, que perjudican a empleados y empleadores; que no le dan trabajo a personas mayores de 40 años para no meterse en relaciones de perpetuidad; la existencia de tercerizadoras vinculantes que frenan toda aspiración de un obrero capaz y honesto.

Muy al contrario, debería ordenar que se den a los emigrantes todas las facilidades y celeridad en la obtención de pasaporte, récord policial y demás documentos que les permitan salir en regla para ganar dinero en el exterior, como jamás lo hubieran conseguido aquí.

En estos momentos al Gobierno le urge que vuelvan esos dineros que paliarán mucho las dificultades que tiene en ofrecer plazas de trabajo remunerativas, y que está muy lejos de lograrlo. La zafra de la caña de azúcar es efímera y peligrosa si los nuevos emigrantes deciden quedarse con otras pretensiones.

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Ing. Carlos Saavedra
Guayaquil