Los seres humanos están dañando al planeta a un ritmo sin precedente, lo que ha elevado los riesgos de abruptos colapsos naturales que podrían desatar epidemias, crear deforestación y "zonas muertas" en los mares, según un informe internacional divulgado este miércoles.
 
El estudio, realizado por 1.360 expertos de 95 naciones, reveló que el aumento de la población humana en los últimos 50 años ha contaminado o sobre explotado dos tercios de los sistemas ecológicos sobre los que depende la vida en la Tierra, desde el aire hasta el agua.
 
"En el eje de esta evaluación hay una advertencia", según la junta directiva, de 45 miembros, del programa Millennium Ecosystem Assessment.
 
"La actividad humana está alterando tanto las funciones naturales de la Tierra que ya no se puede garantizar la capacidad de los ecosistemas del planeta para sustentar a generaciones futuras", indicó el informe.
 
Entre el 10 y el 30 por ciento de los mamíferos, aves y anfibios están en peligro de extinción, según el informe, que constituye la mayor revisión que se ha hecho hasta la fecha de los sistemas que sustentan la vida en el planeta Tierra.
 
"En los últimos 50 años, los seres humanos han alterado los ecosistemas a un ritmo y extensión mayores que en cualquier otra época de la historia humana, en especial para satisfacer las crecientes demandas de alimentos, agua potable, madera, fibra y combustible", señala el informe.
 
"Esto ha desembocado en una pérdida sustancial y prácticamente irreversible de la diversidad de (formas de) vida en la Tierra", agrega.
 
Por ejemplo, desde 1945 se han destinado más terrenos a los cultivos que en los siglos XVIII y XIX juntos.   
 
La situación puede empeorar
 
"Las consecuencias dañinas de esta degradación podrían empeorar significativamente en los próximos 50 años", según el informe, que fue realizado por expertos, incluidos científicos internacionales, funcionarios de agencias de las Naciones Unidas y de organizaciones de desarrollo.
 
El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, dijo que el estudio "muestra cómo las actividades humanas están ocasionando daños ambientales a gran escala en todo el mundo, y cómo la biodiversidad -la base de la vida en la Tierra- está declinando a un ritmo alarmante.
 
El informe indica que existe evidencia de que la alteración de la naturaleza podría provocar cambios abruptos, como ocurrió en 1992 cuando los criaderos de bacalao en Newfoundland, Canadá, colapsaron debido al exceso de pesca.
 
Cambios futuros podrían causar brotes repentinos de enfermedades. Por ejemplo, el calentamiento de los Grandes Lagos de Africa debido a cambios climáticos podría crear condiciones favorables para la propagación del cólera.
 
La acumulación de nitrógeno, procedente de los fertilizantes, en los mares podría ocasionar una explosión en la población de algas y esto sofocaría a los peces y crearía "zonas muertas" carentes de suficiente oxígeno en las zonas costeras.
 
Asimismo, el informe señala que la deforestación suele provocar que haya menos lluvia. En algún momento, la escasez de lluvia podría perjudicar el crecimiento de los bosques que quedan en diversas regiones del mundo.
 
"Estamos viendo un aumento del riesgo de cambios abruptos en muchos ecosistemas", dijo a Reuters Walt Reid, director ejecutivo del proyecto.
 
Según el informe, en 100 años, el calentamiento global -que muchos dicen se deriva de los gases que se desprenden de los automóviles, las fábricas y las plantas de energía- podría convertirse en la fuente principal de daño terrestre.
 
El estudio, que pronto será entregado a los gobiernos del mundo, recomienda que si se hacen grandes cambios en cuanto al consumo, se educa mejor a la población, se crean nuevas tecnologías y se aumentan los precios para la explotación de los ecosistemas, se podría frenar el daño a la Tierra.