Diversas obras en construcción, semáforos desincronizados, entre otras causas, congestionan el tránsito en varios sectores de la ciudad.

Jennifer Hidalgo conduce a diario desde Los Almendros (sur de la ciudad) hasta su trabajo en un banco ubicado en el centro de la urbe.

Debe estar a las 08h30. Su recorrido lo inicia desde las 07h50 por la calle Ernesto Albán,  toma la avenida Domingo Comín, pasa por la avenida Eloy Alfaro hasta Colón y allí trata de buscar la calle que esté más desocupada para llegar a su oficina.

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Hidalgo no sabe cómo hará cuando deba ingresar a su hijo a la escuela, pues no confía en los expresos escolares y prefiere, antes de ir al trabajo, dejarlo en el plantel que le queda en su ruta diaria.

Si ahora se queja del tráfico insoportable, ya se imagina los problemas que tendrá en el momento que  las clases empiecen, especialmente cuando deba transitar por sectores donde se construye el sistema de la Metrovía.

Su hijo, Adrián Pino, de 7 años, estudia en el colegio Domingo Comín,  zona de trabajos donde se edifica el nuevo  sistema de transporte.

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Esta obra es una de las causas del tráfico congestionado en este sector. El taxista Cristóbal Carrasco dice que una de las vías por las que no le gusta transitar es la  Domingo Comín. Para él, “el centro, en las mañanas y después de las 16h00, es insoportable”. Por eso cuando hace carreras por ese sector cobra más caro, expresa.

Otro taxista, José Cárdenas, coincide al decir que la Domingo Comín es la más pesada a toda hora. Cree que ello se debe a que quienes toman esa vía no pueden abandonarla hasta después de la calle Febres Cordero.

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El chofer Jordan Ramírez describe la congestión en el centro como un “mal necesario” porque la mayoría de personas por cualquier motivo debe ir a un banco, cine, trabajo o local comercial.

Según él, hasta en las vías que podrían servir de opciones (Lorenzo de Garaicoa, Rumichaca, Seis de Marzo) hay muchos vehículos en las mañanas y a partir de  las 17h00 cuando generalmente la gente retorna a sus casas.

En la Av. Benjamín Carrión la congestión de automotores se da por ambos sentidos de la vía. Pese a la presencia de los vigilantes de tránsito en las intersecciones, los choferes como Roberto Macías culpan de esto a la mala sincronización de los semáforos.

“Dura muy poco la luz verde y luego los buses y otros se quedan atravesados, impidiendo que los que tienen el pase, lo hagan sin dificultades”, sostiene Macías.

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Este desorden se repite en áreas del norte: por los centros comerciales,  en zonas donde están diversas entidades educativas (Inmaculada,  Cristóbal Colón,  María Auxiliadora, universidades de Guayaquil y Laica), o en desembocaduras de vías creadas para dos o tres autos como la de las Américas hasta Los Ríos, según choferes como Mario Segarra, con 23 años conduciendo carros.

Otra  que tiene problema es la avenida Luis Plaza Dañín, según la CTG, por  los semáforos inteligentes que instaló el Municipio. Los conductores en esa zona expresan que ello se debe al poco tiempo de sincronización que no concuerda con la cantidad de vehículos que por allí transitan.

En el sector de la Pedro Menéndez,  antes del puente Rafael Mendoza, en las mañanas y en las noches se congestiona por los vehículos que se dirigen a La Puntilla y Durán.

Usuarios de la vía, como Mariela Pazmiño, quien reside en la ciudadela Entre Ríos, espera que este inconveniente  se solucione  cuando el puente Carlos Pérez Perasso esté concluido.

En el centro dura muy poco la luz verde, los buses y otros se quedan atravesados, impidiendo que los que tienen el pase, lo hagan sin dificultades.

Roberto Macías
Conductor de vehículo