El agua que llega al río Taone, a pesar de atravesar algunos filtros, sigue siendo contaminada en una proporción que rebasa los límites permitidos.

Hace varias décadas que visité por primera vez Japón y tuve la oportunidad de conocer uno de los grandes laboratorios farmacéuticos; observé con sorpresa grandes piscinas. Averigüé qué objeto tenían y me indicaron que eran los reservorios para la descontaminación del agua, pese a que tenía una muy baja concentración de residuos químicos. El agua antes de volver al sistema público de aguas servidas tenía que ser descontaminada.

Quedé preocupado hace días, al escuchar en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) un informe técnico sobre la contaminación ambiental en el área de la Refinería de Esmeraldas. La investigación se ha realizado bajo los auspicios del Programa Integral de Salud de Esmeraldas. El informe detalla el elevado grado de contaminación en las aguas utilizadas en el proceso de refinación de los hidrocarburos, así como la contaminación del aire. El agua que llega al río Taone, a pesar de atravesar algunos filtros, sigue siendo contaminada en una proporción que rebasa largamente los límites permitidos, a tal punto que en la actualidad el río mismo se ha convertido en una fuente de contaminación, pues su lecho  está cubierto por una gruesa capa de residuos químicos de modo que aunque no recibiera más el agua de la refinería, seguiría siendo contaminada y contaminante.

Lo preocupante es que el agua de este río es utilizada por los moradores de sus riberas y más preocupante aún es que los usuarios no estén suficientemente informados y concienciados de los riesgos que ofrece el uso de ese líquido.

Las investigaciones realizadas en patios de varios colegios de la ciudad de Esmeraldas demuestran que el aire está contaminado por metales en cientos de veces por encima de los límites permitidos.

Es bien sabido que los hidrocarburos y sus residuos son capaces de provocar cáncer y otras afecciones, dependiendo de la dosis que se absorbe y su frecuencia. Por lo general, los graves trastornos se van produciendo lentamente.

No conozco que se hubiese realizado una investigación médica entre los moradores de las riberas del río Taone ni de una muestra de población de la ciudad con miras a detectar posibles efectos deletéreos. En todo caso, aun si no se dispone de tales resultados, es indispensable que las autoridades correspondientes afronten seria y éticamente el problema de la contaminación y busquen las soluciones que se aplican en otros países.