La Junta de Beneficencia expropiará predios para ampliar el Luis Vernaza. Los negocios ubicados en frente del hospital tienen cinco meses para salir.

A pocos pasos de la Sala de Emergencia del hospital Luis Vernaza existen cuatro farmacias, tres funerarias, tres locutorios, tres despensas, seis restaurantes y un local de rayos equis. Todos en la misma manzana, ubicada entre las calles Julián Coronel, Loja, José Manuel Matheus y Baquerizo Moreno.

Estos 18 predios que juntos son dos mil setecientos cincuenta y cinco metros cuadrados de terreno, serán expropiados por la Junta de Beneficencia para la ampliación del área de emergencia del hospital Luis Vernaza y la construcción de pabellones de consultorios y parqueaderos.

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Tres propietarios de negocios que fueron consultados por este Diario, afirmaron que conocían de esta medida desde hace varios meses; ellos rechazan la suma que la Junta de Beneficencia ofrece pagar por sus viviendas y locales.

A Carlos Puga, propietario de la farmacia Julián Coronel 1, le han ofrecido 45.000 dólares. “Si yo quisiera vender mi negocio, no lo vendería por menos de 200.000 dólares. La Dinac (Dirección Nacional de Avalúos y Catastros) ha hecho un avalúo injusto”, afirmó.

Iván Gallegos dijo que los 20.000 dólares que le ofrecen no compensan las ganancias de 800 dólares mensuales que dejan sus locales. Rossy Moreira coincidió con ambos al decir que el dinero que dan es muy poco: “no vamos a poder levantar otro negocio con esa plata. Aquí comen doctores y familiares de pacientes”.

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Según Puga, ellos no tienen posibilidades de apelar la expropiación ni el avalúo. “Por ley, ellos tienen las de ganar”, acotó.  Sin embargo, planean negociar con la Junta de Beneficencia para conseguir el valor que ellos consideran justo y una prórroga de un año para buscar otro sitio, pues el plazo actual para salir es de cinco meses, indicó.

El director de la Junta de Beneficencia, Lautaro Aspiazu indicó el viernes que si los propietarios no están de acuerdo con la expropiación “nos vamos al juicio y ellos tardarán más tiempo en recibir dinero” e indicó que la institución no está en condiciones de pagar más dinero.

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Aún no se establece una fecha exacta para la ejecución de la obra. Esta decisión afecta también a los familiares de los pacientes. Aunque Mario Falconí, nieto de un abuelo enfermo, no se siente preocupado por ahora, opinó que será “un problema, porque la muerte y la enfermedad no esperan y no sé dónde la gente podrá llamar por una emergencia, o comprar una receta”.