Los manifestantes que se oponen a la muerte de Terri Schiavo adoptaron este domingo una posición más activa desafiando a la Policía y bloqueando la entrada al centro de cuidado donde ésta aguarda su muerte, después de que los familiares les pidieran que se fuesen a casa.
 
Tres personas fueron detenidas este domingo intentado llevarle agua a Terri  al centro de cuidado de Pinellas Park (oeste), en donde está internada, y una  decena en sillas de ruedas bloquearon una entrada al lugar, mientras gritaban  consignas y daban mensajes por megáfonos.
 
Los policías que custodian el centro, que anteriormente ordenaban dejar  libre la vía, se limitaron a observar y no se atrevían a tocarlos, y la  protesta terminó luego sin incidentes.
 
Más de 35 personas, entre ellas varios niños, han sido detenidas esta  semana intentando llevarle agua a la mujer, en protestas cuidadosamente armadas  para las cámaras.
 
La calle que pasa frente al lugar fue cerrada a manifestantes y sólo puede  entrar la prensa.
 
El sábado por la noche la familia de Terri dio señales de haberse rendido  en las cortes, pidieron a los manifestantes que se retiraran a sus casas y se  retiraron a esperar en privado la muerte de la mujer, que podría ocurrir en  cualquier momento.
 
Inmediatamente después los manifestantes gritaban: "¡Guardia Nacional!",  pidiendo la intervención del gobernador de Florida, Jeb Bush, para que por  asalto tome el centro y se lleve a la mujer para alimentarla.
 
Bush descartó cualquier intervención adicional en el caso.
 
Terri pasa su noveno día sin alimentos tras la desconexión del catéter  alimentario que la ha mantenido viva, solicitada por su esposo, Michael  Schiavo, quien sostiene que ella le dijo que nunca hubiese querido vivir por  medios artificiales.
 
Sus familiares se opusieron a la desconexión porque sostienen que la mujer,  en estado vegetativo desde hace 15 años, se puede recuperar.
 
Carteles que rezaban "Cobardemente Jeb ¡Qué vergüenza!" y "Gobernador Bush,  ¿dónde está, qué está esperando?" dejaban ver el malestar que existe en algunos  con el Ejecutivo de Florida.
 
Acostado sobre el pavimento y cubierto de tierra y algunas hojas, Zen  García, un cuadraplégico de 34 años de edad, de Atlanta (sureste), pedía un  "levantamiento" para rescatar a Terri y el "arresto civil" del juez George  Greer, quien ordenó la desconexión del catéter.
 
Cuestionado sobre si le haría caso a la familia de Terri, los Schindler, y  abandonaría los predios, expresó: "Los Schindler, tan amables, están  preocupados por la gente aquí", pero añadió que de ninguna manera abandonaría  la protesta.
 
"Me preocuparía si creyera que les estoy haciendo daño", agregó, por su  parte, Michelle Steger, de Missouri (centro), al referirse a los pacientes  terminales que, como Terri, esperan sus últimas horas dentro del centro y  quisieran tranquilidad.
 
"Creo que definitivamente los pacientes y hasta el personal saben que hay  algo malo ocurriendo aquí" y entienden la protesta, según García.
 
Como él, otras personas permanecían sentadas sobre el asfalto caliente,  azotados por el sol y aferrados a sus sillas de ruedas.
 
Algunos manifestantes ya se trajeron sus carpas para pasarse las noches en  vigilia frente al lugar, y durante la estadía se reparten agua, bizcochos o  comida.
 
Otros realizan constantemente procesiones encabezadas por un Cristo  crucificado, o realizan oraciones de cara al centro, arrodillados.
 
Los organizadores de los manifestantes ya durante la semana les habían  llamado la atención para que no hicieran mucho ruido y dejaran descansar a los  pacientes del centro de cuidado.