Raúl Vallejo Iglesias, el primer ecuatoriano en recibir un trasplante de riñón, murió el 6 de marzo pasado, a los 46 años.

El sacrificio de Pompeya Iglesias, su madre y donante, le prolongó la vida 32 años.

Ella aún vive, tiene 68 años, usa lentes y su cabello es corto. Tres días después de la muerte de su hijo permanecía sentada en uno de los sillones de la sala  de su casa, mientras su esposo, Raúl Vallejo Galarza, de 79 años, un odontólogo alto y canoso le tomaba las manos.

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Juntos revisaban por primera vez las 84 páginas escritas del diario de bolsillo del menor de sus dos hijos, Raúl. Él fue el primer ecuatoriano en recibir un trasplante de riñón y se lo hizo en el Childrens Hospital de Los Ángeles el 13 de abril de 1971.

“Mi viaje tiene como destino el Childrens Hospital de Los Ángeles, donde con la ayuda de la Ciencia y Dios espero muy pronto curarme”, fueron las primeras palabras que escribió antes de viajar en avión de Quito a Guayaquil y a los EE.UU.

Las hojas del pequeño diario eran observadas con minuciosidad. En la casa de los Vallejo Iglesias no se explicaban cómo apareció el diario que solo pudieron leer tras la muerte de su autor.

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Ella hace un alto en la lectura para contar que cuando Raúl tenía 5 años se cayó en una fosa de tres metros de profundidad.

Fue mientras acudió al estadio Atahualpa a un acto en el que participaba su escuela. Al salir intentó saltar la fosa que separa la cancha de los graderíos y se cayó. De ese accidente provinieron los problemas de insuficiencia renal, según su madre. 

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En el diario, Raúl apuntó que mientras estaba en la sala de operaciones, como no podía darle un beso, apretaba la mano su mamá en agradecimiento porque su esfuerzo le iba a salvar la vida.

Pompeya recordó que Corina Parral, esposa del que fuera cinco veces presidente del Ecuador, José María Velasco Ibarra, ayudó a gestionar el viaje de Raúl a los EE.UU., donde permanecieron dos años.

Raúl estudió Arquitectura en la Universidad Central; tuvo dos hijos y trabajó en varias entidades. Murió debido a que los tejidos del riñón donado por su madre se degeneraron y perdieron su función.

 

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