Monjes budistas oraron por los muertos en Sri Lanka y varios sobrevivientes en Indonesia salieron de los campamentos para los desplazados, este sábado, a tres meses del maremoto que arrasó con numerosas comunidades costeras del Océano Indico, donde dejó más de 174.000 muertos. 
 
En Sri Lanka, dentro de un templo construido 300 años atrás, cerca del sitio donde las olas gigantes mataron incluso a 2.000 pasajeros de un tren, un grupo de monjes budistas oró en una ceremonia durante toda la noche, por las víctimas del desastre, ocurrido el 26 de diciembre. 
 
"Quizás no tengamos un hogar, pero haremos todo lo posible para garantizar que los espíritus de nuestros familiares muertos tengan una vida mejor", dijo Chandra Gamage, una mujer de 58 años, cuya pequeña aldea, cerca del templo perdió a 38 residentes. 
 
En la aldea de Lampaya, a las afueras de Banda Ache, la capital de la provincia indonesia de Ache, cientos de sobrevivientes empacaron lo que quedó de sus pertenencias y caminaron unos cientos de metros, hasta un complejo de barracas de madera, edificado por el gobierno, desde el cual se ve la planicie, cubierta de escombros, donde estaban las viviendas de los desplazados. 
 
Un terremoto de magnitud 9, el más intenso registrado en el mundo en los últimos 40 años, provocó una serie de olas gigantes que recorrió el Océano Indico con la velocidad de un jet. El maremoto mató a más de 174.340 personas y dejó desaparecidas a 106.000. Más de 1,5 millones de personas perdieron sus hogares en 11 países. 
 
Maryati, quien se identifica con un solo nombre, corrió con suerte. 
 
Ella y nueve familiares se mudaron de un campamento de carpas instaladas por la agencia francesa Bomberos sin Fronteras, donde residieron desde que sobrevino la tragedia. Maryati regresará a su casa, que fue dañada por las olas, pero quedó en pie. 
 
La mujer y cientos de desplazados más recordaron la tragedia unos días antes, en una ceremonia tradicional, donde oraron por su seguridad.
 
"No tengo tiempo de orar hoy", dijo, al lado de un pequeño montón de pertenencias: Tapetes, ollas y algo de ropa. "Estoy muy ocupada mudándome".