Cientos de miles de manifestantes se concentraron este sábado en la capital taiwanesa, para protestar contra una ley china que autoriza un ataque a esta isla si declara su independencia formal. 
 
Algunos manifestantes portaban carteles que decían: ¡Qué vergüenza, China! 
 
Wu Chao-hsiung, un carpintero de Taipei, quien participó en la protesta, dijo:   "China es un país violento. No queremos tener nada que ver con ellos. Debemos insistir en la libertad de determinar nuestro propio destino". 
 
Una mujer vestida como la Estatua de la Libertad, agitaba su antorcha ante numerosos manifestantes en un parque. 
 
" Taiwán es sólo una pequeña isla, de modo que debemos hablar muy fuerte para que el mundo escuche que somos una democracia, que enfrenta a un gigante perverso", consideró Vivian Wang, de 38 años, quien trabaja en un restaurante, y viajó 300 kilómetros en autobús desde la ciudad meridional de Kaohsiung, para unirse a la protesta. 
 
Atrás de ella, una bandera estadounidense y otra japonesa ondeaban bajo un cartel de protesta. Muchos taiwaneses consideran que Estados Unidos y Japón serían los dos aliados más probables de la isla en un conflicto militar con China. 
 
Algunos manifestantes mostraron grandes carteles de cartón, con las efigies del presidente estadounidense George W. Bush, del primer ministro japonés Junichiro Koizumi y de otros líderes mundiales, con la esperanza de que noten el disgusto de los taiwaneses con China. 
 
Otros participantes llevaban ceñidas a la cabeza bandas que decían:   Democracia y paz, protejan a Taiwán. 
 
El presidente Chen Shui-bian y su familia aparecieron en una calle por la que pasaría una parte de la protesta. Tras esperar a los manifestantes en su vehículo, Chen descendió y saludó a varios.