Woody Allen, uno de los más consagrados cineastas estadounidenses a sus 69 años, tiene problemas comunes a cualquier principiante: no tiene dinero suficiente para hacer las obras con que sueña.
 
Tampoco para competir con rivales como Steven Spielberg, que le arrebata actores.
 
Al menos es lo que confiesa el célebre director de cuarenta películas, entre ellas "Manhattan" (1979) y "Annie Hall" (1977), y autor de 55 guiones, trece de ellos candidatos al Oscar, en una entrevista publicada por la revista brasileña Istoé.
 
"Cuando convoco a un actor, recibe una invitación de Spielberg y me abandona inmediatamente. No se puede competir con el dinero que él ofrece", se quejó Allen en un diálogo informal y cargado de ironía sobre su trabajo.
 
Como sus películas no tienen gran presupuesto, los estudios no tienen que arriesgar grandes sumas. "En compensación, no intervienen en el casting o cualquier otro aspecto", aseguró Allen.
 
Sus producciones cuestan una media de quince millones de dólares, suma insignificante para los patrones de Hollywood, pero Allen confiesa que sus sueños son otros.
 
"Que si me gustaría trabajar con grandes presupuestos? Yo sueño todas las noches con presupuestos de lujo, sueño que tengo cien millones, o cincuenta millones...", dijo.
 
"Hay una gran cantidad de cosas que me gustaría hacer en mis películas y no puedo... no puedo tener efectos especiales.  Dios mío! Muchas veces no puedo ni siquiera rehacer una escena", se quejó.
 
"En caso de que algún alma buena me dé cien millones para trabajar, con seguridad voy a usar hasta el último centavo", dijo.
 
Su nueva creación, "Match Point", filmada en Londres, está casi lista para presentarla en el Festival de Cannes y "probablemente entrará en cartelera a finales de este año", explicó.