Las personas que estudiamos para obtener un título y además trabajamos (como yo que tengo 19 años) nos preguntamos: ¿vale la pena esforzarse?

Un país con educación, salud y salarios deficientes; con un Gobierno que no da soluciones, sino problemas; un territorio lleno de violencia, y con una política sumergida en la corrupción, ¿nos garantiza un futuro?

¿Quién nos garantiza ese futuro? ¿Cambiarán  las cosas? No nos queda sino la esperanza de creer que los niños y los jóvenes somos el futuro de este país, y pensar que podemos ser nosotros quienes cambiaremos todo. Creo que no existe otra salida más, que tener mente positiva, luchar por lo que queremos, y tener convicción en nosotros mismos; es lo único que nos hará conseguir  una vida más digna y con más oportunidades en Ecuador.

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Fátima Álava Aguilar
Guayaquil