El Vía Crucis, considerado por los católicos como la principal procesión de la Semana Santa, retorna a las calles de La Habana hoy, después de casi dos siglos de ausencia de esta liturgia.

La procesión, que reproduce las catorce estaciones del camino de Jesús hacia la cruz, fue aprobada por las autoridades de la isla, junto a otras ceremonias que se harán en cinco de las catorce provincias cubanas, mientras aún se desconoce la causa exacta de la suspensión en la primera década del siglo XIX.

Este año nos “han permitido la procesión del Vía Crucis, así que restablecemos una tradición católica con casi 200 años de ausencia”, dijo el padre Juan Miguel, párroco de la Iglesia del Cristo del Buen Viaje, donde culminará la jornada.

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Añadió que “no se trata (la procesión) de un mero recuerdo del pasado”.

“Imagínese lo que significa revivir 2.000 años después lo que fue la injusta muerte de Jesús, el atropello a todos los derechos de un hombre, en un mundo que sigue sufriendo injusticias”, acotó.

Explicó que a diferencia de años anteriores cuando la petición fue formulada por un solo párroco y negada, “este año nos unimos todos los padres  de la comarca (Centro Histórico de La Habana) y nos la permitieron”.

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Las procesiones católicas, suspendidas en la década del sesenta a partir de las tensiones entre la Iglesia y el nuevo Estado socialista, fueron restablecidas en Cuba en 1997, un año antes de la visita a la isla del papa Juan Pablo II.

Pero las solicitudes de los católicos cubanos para realizar el Vía Crucis fueron negadas hasta la fecha.

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La procesión fue introducida en la isla a inicios del siglo XVII por la congregación de los Franciscanos.