El suboficial Miguel Gavilanes Verdezoto y el policía César Calderón Córdova declararon ayer ante el fiscal de Delitos Contra la Vida, Wilson Toainga, dentro del caso que investiga el asesinato de  Ena Marcillo y su hija, Nataly Rosero, el 30 de diciembre de 2004.

La diligencia se produjo luego que el fiscal envió un oficio al jefe de Personal de la Unidad de Vigilancia Sur (UVS) de la Policía, capitán Dennis Herrera, en el que solicitó la nómina de gendarmes que el pasado 11 de marzo se trasladó en el patrullero 264 por el sector de La Magdalena, al sur de la ciudad.

De acuerdo con Toainga, ese día a las 16h00, los policías detuvieron al supuesto autor intelectual del doble crimen, Gustavo Rosero Fierro, esposo y padre de las víctimas, pero lo liberaron debido a que la orden de detención emitida por el juez 9º de lo Penal de Pichincha, Eduardo Ochoa, carecía de los sellos de la Policía Judicial de Pichincha.

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El fiscal indicó que las versiones de los dos agentes policiales se darán a conocer la próxima semana y no se descarta iniciar una indagación previa para investigar la actuación de los policías.