Todo el mundo está pendiente solo de ver quién o quiénes han sido nombrados para tal cargo público. Ya no hay respeto para los tribunales de justicia, todo el mundo se cree que está en las “nubes”, solo con tener un compadre en la función pública.

En referencia a la Función Judicial, desde  hace una década se viene hablando de una renovación total de jueces y funcionarios, inclusive de la desaparición del Consejo de la Judicatura que no tiene objeto su funcionamiento, ya que para controlar la buena marcha de jueces y funcionarios basta y sobra con los ministros.

Ahora se quiere cambiar totalmente a la Corte Suprema, pero buscan a profesionales sin tacha, que no tengan deudas ni compromisos con nadie, es decir, recién “bajaditos del cielo”. Ante esto, sugiero entonces que se llamen a jueces extranjeros –como se hace en el fútbol– de preferencia chilenos, que vengan contratados por tres años.

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Bolívar Reyes y Altamirano
Guayaquil

Para elegir a los magistrados de las cortes de Justicia del país, lo que se quiere es que sean honestos y capaces.

Quienes más saben las virtudes y defectos de los abogados somos los abogados; por haber sido compañeros en unos casos, por el ejercicio profesional y  vivir en la misma ciudad, los abogados nos conocemos dentro de la circunscripción provincial del colegio profesional al que pertenecemos, y por tales motivos nos sería fácil llenar una papeleta de manera secreta en las urnas, con los nombres de los 31 o 16 juristas más honestos de la provincia, para elegirlos como aspirantes.

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Los colegios de abogados solo servirían para organizar la elección y las juntas receptoras, obligando a todos los abogados, al día o no en sus cuotas, a sufragar.
El escrutinio lo haría una comisión especial integrada por representantes de los medios de comunicación en cada provincia. Esa lista con los 31 o 16 abogados con más puntajes, se la remitiría al organismo nacional para la depuración que la haría una comisión de notables juristas, bajo vigilancia de un representante de la Comisión Contra la Corrupción, representantes de los medios, órganos internacionales como Derechos Humanos, pero nunca políticos.

Cada representante si no es abogado, estará acompañado de uno que él o su organización decida, siempre que aquel no conste como postulante provincial. Se eliminarían las candidaturas –para la Corte Suprema– de quienes, aun cuando hubieren alcanzado los más altos puntajes, no deseen integrarla, tengan impedimentos o no reúnan los requisitos por edad, título, tiempo de ejercicio...; pero ocuparían los primeros lugares como candidatos para integrar las cortes superiores o los juzgados de su provincia, como jueces o secretarios.

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Los que sigan en puntajes y cumplan los requisitos integrarían la nómina de candidatos a magistrados de la Corte Suprema. De esa manera habrá aspirantes de todas las provincias, sin deberles favores a nadie.

Ab. Johnny Suárez Rodríguez
Guayaquil