La antitécnica y horrorosa distribución del tránsito de vehículos en  García Avilés y Sucre, Sucre y Rumichaca, Pedro Carbo y Sucre, sigue atentando a la salud de quienes allí vivimos y trabajamos.

Es tal la vorágine de buses y colectivos que circula por estas vías entrecruzándose a toda hora con expulsión de gases venenosos, “bramidos” ensordecedores de motores, ruido de bocinas y pitos que en forma criminal se permiten usar en la ciudad.

Debemos seguir pensando que verdaderamente son letras muertas las leyes y ordenanzas que rigen estas materias. No se ha considerado que aquí viven niños recién nacidos y en edad escolar, ancianos, enfermos, amas de casa, que conforman la población más vulnerable del sector.

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Tampoco se ha previsto que esa concentración de tráfico afecta enormemente los intereses de los dueños de locales comerciales, oficinas y consultorios de profesionales, por el alejamiento de clientes y pacientes, violentando los derechos a la salud, trabajo, seguridad y a la vida, consagrados en la Constitución.

Que la Comisión de Tránsito del Guayas redistribuya este caótico tránsito, optando por ocupar tres o cuatro de las respectivas calles alternas hacia el sur y el oeste, lo cual desconcentraría el infernal flujo y el impacto ambiental.

Lourdes Gellibert Guerrero
Guayaquil