El juez federal James Whittemore se negó ayer a ordenar la reinserción de la sonda alimenticia que mantenía viva a Terri Schiavo, en estado vegetativo y cuya suerte es el centro de un intenso debate en EE.UU. sobre la eutanasia.

Los padres de Terri Schiavo, Bob y Mary Schindler, pidieron reconsiderar la decisión a la 11ª Corte federal de Apelaciones en Atlanta.

Schiavo está en un hospital desde 1991, aquejada de un daño cerebral irreversible, tras un paro cardiaco por un desequilibrio de potasio en su sangre debido a un desorden de alimentación. Puede respirar por cuenta propia, pero necesita la sonda que alimenta para seguir con vida.

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El esposo ha mantenido que Terri Schiavo había afirmado que nunca deseaba vivir así, pero los padres de ella aseguran que puede recuperarse.

El fallo siguió a la firma por el presidente George W. Bush de una ley que aprobó el Congreso para que el caso pasase de la jurisdicción estatal a la federal, lo que originó denuncias de intromisión en un caso judicial y privado.

La mayoría de los estadounidenses, el 56%, discrepa con Bush y opina que no debería prolongarse artificialmente la vida de Terri Schiavo.

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La encuesta la realizó la firma Gallup para el diario USA Today y la cadena de televisión CNN.

“El gobierno de George W. Bush hubiera preferido otro fallo”, indicó el vocero presidencial Scott McClellan mientras que El Osservatore Romano, órgano oficial del Vaticano, comparó la decisión con la condena a muerte, por hambre y sed, de un inocente.