Alexandra Ocles, líder de la comunidad afrodescendiente de esta ciudad, no sufrió discriminación hasta su época de universitaria.

En el colegio, el hecho de ser negra y su contextura atlética contribuyeron más bien para que se la considerase hábil para los deportes, aunque su prioridad era estudiar.  Pero aseguró que de todas maneras recibió, como la mayoría de ecuatorianos, una educación que no permite vivir la diversidad cultural.

“Desde la estructura educativa es un sistema racista. Las clases de historia en el colegio se limitaban a que los negros llegaron en condición de esclavos, y nada más”. 

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El racismo la sorprendió de frente cuando cursaba  estudios superiores en psicopedagogía: en una universidad alguien mencionó que los afrodescendientes debían permanecer en sus lugares de origen, y evitar llegar a Quito, “para no dañar el ornato de la ciudad”.

En la urbe viven cerca de 44 mil afroecuatorianos. Ocles, quien tiene una clara identidad quiteña, consideró que Quito es una ciudad donde el concepto de ciudadanía está más asumido que en otros lugares del país, lo que permite respetar los espacios, la procedencia étnica o regional de las personas, “pero siempre te encuentras con gente intolerante a la presencia de los negros”, acotó.

Señaló que en los colegios los niños afroecuatorianos muchas veces son obligados por sus padres a permanecer quietos y evitar problemas, porque hay la percepción de que por su procedencia étnica no tardarán en ser castigados.

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El racismo es más evidente cuando un afroecuatoriano busca trabajo. “Fui a una entrevista, y claro, no se esperaban que yo sea una mujer negra, entonces uno siente el cambio  de actitud de la persona”, cuenta.

Lo que más le ha afectado es el racismo en el lenguaje, en especial cuando se asocia lo negro con lo malo y negativo. “Queremos dejar de tener un país racista que vive en la inequidad, queremos ser protagonistas de nuestro desarrollo, que se reconozcan nuestros aportes a lo largo de la historia, y se nos respete como seres humanos, con todas las capacidades”, concluyó.