El líder supremo iraní, el Ayatollah Ali Khamenei, dijo este lunes que estaba preparado para ponerse el uniforme de combate y dar la vida si su país era atacado, al acusar a Washington de buscar cualquier excusa para comenzar una guerra.
 
Estados Unidos e Israel se han mostrado belicosos ante el disputado programa nuclear de Irán, al negarse a descartar la posibilidad de ataques aéreos para impedir una iniciativa que ven como la búsqueda de armas atómicas por parte de Teherán.
 
Khamenei enfatizó que permanecería en la escena pública si se producía una guerra, a diferencia, según él, de los funcionarios de Estados Unidos a quienes acusó de huir para protegerse después del ataque del 11 de septiembre del 2001.
 
"Si esta nación enfrenta una experiencia amarga, me pondré el uniforme y estaré preparado para sacrificarme" dijo a los peregrinos en Mashhad, una ciudad santa del noreste.
 
"Después del 11 de septiembre, no hubo noticias del presidente de Estados Unidos (George W. Bush) y sus funcionarios por dos o tres días. Ellos se escondieron. Yo no soy así", agregó en un discurso transmitido en la televisión estatal.
 
Aunque ahora es común verlo con su atuendo religioso, en la guerra de 1980-1988 contra Irak, cuando era el presidente iraní, Khamenei solía vestir de uniforme militar en sus viajes a la frontera.
 
Francia, Gran Bretaña y Alemania ofrecieron a Irán incentivos económicos si abandonaba el trabajo en el ciclo de combustible nuclear, actividad que podrían dar a ese país la capacidad de producir uranio enriquecido y plutonio para bombas.
 
"Es una ficción que Irán esté fabricando una bomba atómica, no es verdad", dijo Khamenei. "Es una excusa. Si no es ésta, los estadounidenses encontrarán otra para conspirar contra Irán, como el terrorismo o los derechos humanos".
 
Los negociadores europeos e iraníes programaron reunirse en París esta semana para progresar en las negociaciones, las cuales están estancadas desde que Teherán rechazó terminar con el enriquecimiento de uranio tal como pedían los europeos.
 
Irán afirma que sólo quiere el combustible atómico para las centrales eléctricas como la que construye en la ciudad de Bushehr.