Un disparo perturbó la tranquilidad de Cecilia Íñiguez, la noche del viernes 11 de febrero pasado, cuando miraba la televisión con sus tres hijos de 2, 4 y 7 años, en su vivienda ubicada en las calles 27 y la E (suburbio de Guayaquil).

“Pensé que eran los pandilleros que siempre se enfrentan a bala por aquí cerca, pero cuando salí a la esquina vi a mi esposo tendido en el piso con una herida de bala en el pecho, cerca del corazón”, recuerda.

Todo ocurrió cerca de las 19h30 cuando Stalin Xavier Rivadeneira Aquino, técnico en refrigeración de 24 años, llegaba a la casa luego de una jornada en la que había obtenido unos 30 dólares de ganancia. Además, llevaba un teléfono celular y otras pertenencias.

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Cecilia señala que su marido fue asaltado por delincuentes que le dispararon por oponerse al atraco. “Él nunca ha permitido que le robaran y en ocasiones anteriores se ha enfrentado a los asaltantes. Yo siempre le previne que no actuara de ese modo y esta vez lo mataron”, cuenta. La bala le provocó a Stalin una hemorragia interna y posteriormente la muerte.

La inseguridad en que viven moradores de este barrio de la urbe los ha llevado a formar un club que busca conseguir el funcionamiento de un retén policial para frenar los hechos delictivos.

“Hace siete meses, en la esquina donde fue asesinado mi esposo mataron a un chico de 18 años por robarle la bicicleta”, cuenta Cecilia.

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En la casa de sus padres, donde vivió con su esposo, esta viuda espera que la Policía actúe antes de que haya una nueva víctima de la delincuencia.

Mientras tanto, seguirá llorando en silencio la pérdida de su esposo de quien conserva su ropa, fotografías del último fin de año y los recuerdos de los momentos vividos durante  siete años.