Está probado que los primeros años en la vida de un ser humano son determinantes para su evolución, por eso la educación preescolar ha sido considerada como indispensable para las bases no solo de cualquier aprendizaje, sino también de un desarrollo saludable.

Por eso, el Contrato Social para la Educación puso interés en que la garantía de 10 años de educación básica para todos los ecuatorianos fuera cierta y empezara por donde debe, esto es, por el primer año de básica, que muchos identifican como preparatoria o preescolar.

Los esfuerzos de la sociedad civil, organizada en el Contrato Social, parecían haber dado frutos cuando hace aproximadamente nueve meses se firmó en Guayaquil un convenio con el Ministerio de Educación para establecer la partida presupuestaria necesaria que permitiera garantizar desde el año 2005, el primer año de educación básica para todos los niños ecuatorianos en edad de acceder a ella. Efectivamente, la partida de dos millones de dólares se incluyó en el presupuesto que está aprobado y todo parecía indicar que la posibilidad de todos los niños de ejercer este derecho sería una realidad.

El inicio del año escolar en la Costa sería la primera oportunidad de poner en práctica esta conquista, pero se han iniciado las matrículas y no se conoce aún ni la propuesta pedagógica, ni el plan operativo para hacerla realidad.

Sin embargo, el país ya ha tomado conciencia de la importancia que tiene la atención adecuada en los primeros años y cómo determina no solo el rendimiento académico sino el futuro de las personas, de tal manera, que hay algunos consejos provinciales y municipios listos para colaborar de alguna manera y hacer una realidad esta aspiración, pero no pueden hacerlo porque al desconocerse el Plan Operativo, no queda claro en qué instancia sería necesaria y útil su participación.

Corresponde al Ministro de Educación, que abriendo la posibilidad de concertación con la sociedad civil asumió la firma del convenio, demostrar que para él y para el Gobierno que representa, los compromisos adquiridos se respetan y, más que eso, que el desarrollo humano es una prioridad del Estado.