Analistas y políticos señalan que el Presidente boliviano perdió credibilidad, que no durará en el cargo y que la gobernabilidad del país se debilitó.

La decisión del presidente de Bolivia, Carlos Mesa, de mantenerse en el cargo después  que el Congreso rechazó su pedido de adelantar las elecciones generales fue recibida ayer con escepticismo e incertidumbre.

Sectores políticos y analistas advirtieron que la situación podría ser más difícil para el Mandatario y algunos consideran que está “derrotado políticamente”.

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“No fueron las protestas ni el Congreso las que generaron tensión en el país, fue el propio Presidente que creó incertidumbre por una actitud infantil de renunciar y luego no renunciar”, declaró el líder cocalero y diputado indígena, Evo Morales.

El Presidente tendrá que seguir gobernando con un Congreso al que ha desahuciado y con el que está enfrentado, y no hay razones para pensar que las protestas sociales cederán. Seguirá adelante en un clima de incertidumbre que él mismo  creó, expresó el analista Jorge Lazarte.

Acosado por protestas que dijo  no lo dejan gobernar, Mesa envió hace doce días al Congreso su dimisión, que rechazó la Legislatura, que también negó el martes un pedido suyo para adelantar los comicios para agosto.

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“Mesa se ha abierto más frentes. Su fortaleza estaba en su credibilidad y autoridad moral y ahora deberá seguir con los mismos problemas pero con la autoridad dañada”, comentó Lazarte.

“Es muy difícil su futuro político porque ha perdido credibilidad”, dijo el senador Hugo Carvajal, del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), quien reconoció que el presidente de 51 años es, sin embargo, la “persona con mejor imagen en este momento para  gobernar el país”.

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Opinó asimismo que su reciente “sobreexposición” le restó seriedad y vaticinó que “difícilmente” llegará hasta el 2007 en el cargo.

La prensa boliviana dio cuenta de las dudas sobre el futuro político del presidente:  ‘Mesa se queda sin tener segura la gobernabilidad’, tituló el diario La Prensa, mientras que La Razón escribió ‘El Presidente se queda, pero no despeja la incertidumbre’.

En la calle la percepción no era diferente. “Él no puede seguir en esa incertidumbre y ese juego de que me quedo o me voy. Se tiene que poner los pantalones para poder gobernar, de lo contrario no durará mucho”, manifestó un taxista.