Tras haber pasado más de la tercera parte de su vida en coma y en medio de una batalla judicial, una  estadounidense espera su muerte en un plazo de dos semanas, después de que los médicos desconectaron ayer la sonda que la mantenía viva.

Terri Schiavo, de 41 años, fue desconectada de los tubos a través de los que recibe alimentación por sus médicos, poco después de que lo ordenara el juez George Greer, magistrado del polémico caso.

Los especialistas prevén que Schiavo muera de inanición en un lapso de entre diez días y dos semanas en el hospital público del condado de Pinellas, en la costa oeste del estado de Florida, donde se encuentra hospitalizada.

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Greer rechazó así las maniobras dilatorias parlamentarias de última hora en los comités de ambas Cámaras del Congreso de EE.UU., de mayoría republicana, que intervinieron en el caso judicial con el objetivo de prolongar la existencia de Schiavo.

El Comité de Salud del Senado citó a Terri, a pesar de su estado vegetativo, y a su esposo Michael Schiavo para que comparezcan ante ese organismo el 28 de marzo.

El caso de Terri ha sido una batalla legal de más de siete años entre su esposo, Michael Schiavo, quien argumenta que su cónyuge no desea vivir artificialmente, y los padres de la mujer.

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El proceso ha desatado una enconada polémica en EE.UU. entre defensores del derecho a una muerte digna y grupos conservadores y religiosos contrarios a la eutanasia, que sostienen que desconectar a la mujer sería un asesinato.

El presidente George W. Bush no ha dejado dudas de su posición y ha declarado que “los que viven a merced de otros merecen nuestra especial preocupación”.