La película La pasión de Cristo, del actor y director Mel Gibson, se estrenó en marzo del 2004 en Guayaquil.  Un año después vuelve a estar en cartelera. La cinta, que se proyectará desde hoy en la ciudad,  será la misma.  No tendrá ningún recorte como la que se exhibe en la televisión pagada y en otros países, informó María Fernanda Páez, encargada de la Logística de la distribuidora Emprocinema.

El filme, que detalla las últimas doce horas en la vida de Jesús y que recaudó 611 millones de dólares en el ámbito mundial, fue editado por su director, quien le quitó seis minutos, luego de que algunos le dijeran que no se sentían cómodos al verlo.

La nueva versión se llama La Pasión Recortada, que se estrenó el pasado 11 de marzo en Estados Unidos.  Gibson declaró que el filme mantiene su integridad, aunque suavizó “algunos de los aspectos más espantosos de él”.

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La mayor parte de los recortes afectan al momento de la crucifixión. En  el   montaje original se ve cómo los clavos laceran las manos de Cristo (papel interpretado por Jim Caviezel). Ahora se mantiene el mismo efecto pero con la imagen del martillo, sin mostrar las heridas con toda su crudeza.

El año pasado, cuando el filme se estrenó en Guayaquil, el  contenido produjo reacciones a favor y en contra.

Monseñor  Elías Dávila, vicario de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Guayaquil, opinó que la película es una obra de arte excepcional.  “No ha fallado la dirección, el encuadre (...) y lo más importante, fue hablada en arameo y latín, las dos lenguas de la época en que se desarrolla este hecho”, precisó.

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Carlos Ycaza, crítico de cine, dudó que el impacto de La Pasión de Cristo hubiera sido el mismo “si el director no nos hubiera enseñado con tan patológico realismo el vía crucis en toda su horripilante magnitud”.

Ycaza enfatizó que La Pasión de Cristo está diseñada y ejecutada exactamente con el mismo cráneo que llegó Arma letal. “Esa no la dirigió Gibson, pero él era la estrella y aprendió muy bien la lección: la sangre bien derramada –y filmada– puede convertirse en oro en la taquilla”.

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Daniela Creamer, también crítica de cine, consideró que el filme es intenso. Conmueve el alma y merece ser ampliamente distribuido, pues su mensaje no es solo para los cristianos, sino para todos en general, afirmó. “Gibson soñó con la idea de rodar esta cinta desde hace doce años, y el resultado de su trabajo es realmente notable”, refirió entonces Creamer.