Si se multiplican 1.370 soldados muertos por cero armas de destrucción masiva, eso equivale a cero logros para Rice, que ayudó al Presidente y al Vicepresidente de Estados Unidos a llevar al país a una guerra mediante triquiñuelas.

Lawrence Summers, el presidente de Harvard, ha sido condenado abiertamente por sugerir que las mujeres pudieran no estar adaptadas biológicamente para tener éxito en la matemática.

Pero es posible que tenga algo de razón. Si no, fíjense en Condoleezza Rice. Sin duda es mujer bien educada e inteligente, versada en Brahms y los bolcheviques, que acaba de ser recompensada por su lealtad con la asignación más preciada en el segundo Gabinete de George W. Bush.

Sin embargo, sus habilidades matemáticas son penosamente insuficientes. No puede hacer ecuaciones simples. Ni siquiera sabe que X por cero es igual a cero.
Si se multiplican 1.370 soldados muertos por cero armas de destrucción masiva, eso equivale a cero logros para Rice, que ayudó al Presidente y al Vicepresidente de Estados Unidos a llevar al país a una guerra mediante triquiñuelas.

La buena suerte de Rice es que está sirviendo con hombres que son tan malos para los números como ella. Nadie pudo conseguir que el subsecretario de la Defensa de Estados Unidos, Paul Wolfowitz, cuente de manera correcta el número de soldados muertos cuando rindió testimonio ante el Congreso. Y su jefe, Donald Rumsfeld, no se percató de que usar una firma automática, de tecnología electrónica, en más de 1.000 cartas dirigidas a los parientes de los soldados muertos, arrojó como resultado cero consuelo para esas familias.

Nuestra nueva diplomática obviamente no ha dominado las fracciones. Cuando afirmó, durante su audiencia de confirmación, que se habían entrenado 120.000 efectivos iraquíes, el senador Joe Biden la corrigió puesto que los efectivos militares de nacionalidad iraquí con entrenamiento en realidad solo fueron 4.000. Quizás ella confundió la hipérbola con la hipotenusa.

Al menos podría haber leído El Código Da Vinci. Entonces, habría aprendido algo acerca de los números de Fibonacci, un patrón matemático que se repite en la Naturaleza. Cuando se invade un país, se debe esperar una insurgencia. O si matas a un yihadí, otros dos ocuparán su lugar; si matas tres, aparecerán cinco; si eliminas cinco, se presentarán ocho, y así sucesivamente.

La nueva Secretaria de Estado y sus colegas también son, ay, malísimos en economía. Luego de que funcionarios del presidente Bush prometieran que los gastos posteriores a la guerra serían cubiertos por los ingresos derivados del petróleo, los estadounidenses nos encontramos con que estamos gastando mil millones de dólares por semana de nuestro dinero.

Rice y sus colegas imperialista saben tan poco de física que de manera arrogante saltaron a “una acción fantasmal a distancia”, convirtiendo el país que ellos esperaban convertir en modelo de democracia en un campo de entrenamiento para terroristas internacionales, un núcleo para una nueva generación de fanáticos.

¿Cómo pudieron olvidar la tercera ley de Newton: por cada acción, se produce una reacción idéntica y opuesta?

El Gobierno estadounidense necesita una lección de substracción. ¿Cómo sustraemos a nuestras tropas y las reemplazamos con tropas iraquíes, al tiempo que los terroristas siguen sustrayendo efectivos iraquíes con coches-bomba y proyectiles impulsados por lanzagranadas?

Condi pudiera no conocer la teoría de la relatividad de Einstein, pero sí tiene un muy buen entendimiento de la teoría de Cheney sobre la relatividad moral. Como ellos son buenas personas, pueden hacer cualquier cosa: ocultarse tras falsas apariencias para ir a la guerra; destruir totalmente ciudades iraquíes para salvarlas; reemplazar las cláusulas de la Convención de Ginebra con formas nada convencionales de hacer que los prisioneros hablen.

La única ecuación que el grupo de Bush conoce es la siguiente: poder igual a correcto.

Resulta intrigante que si se suma X (ninguna estrategia de salida) más Y (¿por qué estamos ahí?) se obtiene W al cuadrado: la segunda toma de posesión de George W. Bush.

En la audiencia de confirmación de Condi, ella justificó los desastres del gobierno de Bush diciendo que la historia demostrará que estaba en lo correcto. “Conozco suficiente de historia para reconocer que se juzgan las decisiones de acuerdo a su resultado”, le dijo a un escéptico senador Biden.

Por ahora, Sam Cooke está en lo cierto con respecto al grupo de personas cercanas a Bush: ninguno sabe mucho de historia.

© The New York Times News Service.