Dos años después de una ola de 75 arrestos y condenas de cárcel que desarticuló a la disidencia cubana, Fidel Castro trata de que su país vuelva a la senda de un socialismo tropical, mientras la oposición se fragmenta en acaloradas polémicas internas.
 
"Tenemos la causa más justa, el mejor sistema (político) y los estábamos despilfarrando, dijo el presidente la noche del jueves al anunciar una reevaluación del 7% de la moneda nacional frente al dólar.
 
El aniversario de los arrestos encuentra a Castro más respaldado económicamente por amplios acuerdos suscriptos en 2004 con China y Venezuela, el descubrimiento de nuevos yacimientos petroleros y el crecimiento proyectado en la extracción de níquel.
 
De forma paralela, La Habana marcha aceleradamente hacia una centralización estatal que apunta a un retorno al socialismo aplicado en la isla en la década de 1980, tratando de extinguir las tímidas reformas aplicadas en los 90 "con elementos de mercado".
 
"Debo decirlo claramente: no permitiremos en Cuba la formación de organizaciones y partidos de mercenarios financiados y al servicio del gobierno de Estados Unidos", dijo el miércoles pasado el canciller Felipe Pérez Roque ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra.
 
Ante un auditorio que incluía a representantes europeos que esperan una señal de La Habana en materia de derechos civiles y políticos, Pérez Roque advirtió que "no permitiremos periódicos y cadenas de televisión financiados por el gobierno de Estados Unidos para defender entre nosotros sus políticas de bloqueos y mentiras".
 
Dos años antes, en una gran redada policial, 75 opositores fueron encarcelados y condenados a penas de prisión de entre seis y 28 años "por servir a una potencia extranjera", por lo cual oficialmente se los tilda de "mercenarios".
 
Desde mediados de 2004, 14 disidentes fueron excarcelados por motivos de salud, entre ellos el poeta y periodista Raúl Rivero -quien se apresta a emigrar a España- y la economista Marta Beatriz Roque, quien retomó sus actividades políticas en la isla.
 
Observadores políticos interpretaron el hecho como un gesto hacia el gobierno socialista español, que lidera un cambio de política de la Unión Europea (UE) hacia Cuba, justificado por la inoperancia de las sanciones que el bloque impuso a la isla por las condenas a los disidentes y el fusilamiento de tres secuestradores de una lancha de pasajeros, que pretendían emigrar.
 
Un reciente documento de la cancillería cubana subrayó que la decisión de esas excarcelaciones "no estuvo determinada por razón o criterio alguno que no fuera de una naturaleza estrictamente humanitaria".
 
Sin embargo, pese a este discurso, varios opositores en La Habana esperan en las próximas semanas nuevas liberaciones, justificadas por motivos de salud,  y que servirían como elemento para reanudar el diálogo político con la UE.
 
Del otro lado, la disidencia interna se polariza entre los proyectos de la Asamblea para Promoción de la Sociedad Civil, que lidera Roque, y el Diálogo Nacional que propugna el democristiano Oswaldo Payá.
 
La convocatoria de Roque a una convención nacional opositora para el 20 de mayo próximo motivó un fuerte rechazo de Payá y la desvinculación de la Asamblea del Arco Progresista, una coalición socialdemócrata de tendencia  moderada.
 
La campaña de los disidentes en favor de la liberación de sus colegas presos contrasta esta jornada con grandes vallas (carteles) instaladas por toda La Habana y que reproducen una frase de Castro durante su discurso del 8 de  marzo pasado: "Vamos bien".