El imparable flujo de drogas y de inmigrantes indocumentados, sumado a las denuncias de presuntas infiltraciones de terroristas por la frontera con México, reanimaron en el Congreso de EE.UU. el debate sobre su posible militarización.

El senador republicano John McCain (Arizona), cuyo estado afronta presiones fiscales por el costo público de la inmigración ilegal, dijo ayer que si antes se oponía a la militarización de la frontera, ahora piensa que es hora de replantearse esa idea.

En los últimos días, la secretaria de Estado, Condoleeza Rice, y el director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Robert Mueller, han insistido en que Al Qaeda sigue decidida a atacar intereses estadounidenses, recurriendo a cualquier método posible.

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El martes, la Cámara de Representantes de EE.UU. agregó a la ley de gastos militares una cláusula para fortalecer la seguridad en las fronteras, criticada por México, pero elogiada por legisladores como una forma de combatir el terrorismo.

La medida señala que los estados deben verificar que no se concedan licencias de conducir a inmigrantes indocumentados y permite la construcción de caminos y barreras para seguridad fronteriza sin considerar protecciones ambientales.

Además, da a los jueces una mayor autoridad para deportar a solicitantes de asilo político que consideren sospechosos de terrorismo.