Quienes no son sujetos de crédito, los pobres bananeros aislados endeudados, siempre estarán esperanzados de que los exportadores, por lo menos, les paguen el precio oficial que dos ministros impusieron a $ 2,91 sin tomar en cuenta que con un precio de $ 3,50 por lo menos, los agricultores invertirían en mejorar sus bananeras, equipos de trabajo y una remuneración racional y constante para sus trabajadores que hoy se debaten en la miseria.

No se llega a comprender por qué tanto abuso, pese a los ofrecimientos del Presidente de hacer justicia social, pero nada, solo nos da sorpresas de funcionarios o secretarias con sueldos escandalosos.

Y a los pobres bananeros nos ponen ministros que solo han pasado a ganar sueldos, sin proyectos o planes de resurgimiento agrícola con miras de fomentar nuevos cultivos, nuevas industrias afines a la producción, y a no permitir resurgirla con minipréstamos, pues hay que vencer exigencias; más hoy, esta alza del precio, tan cuestionada, nos afecta.

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Ante semejante vía crucis, lo único que nos salvará es cuando algún ministro ponga en vigencia un decreto que obligue a todos los compradores a negociar solo con cooperativas o asociaciones de verdaderos bananeros por zonas; de esta manera, alejaríamos de este sabroso “pastel”, a seudodirigentes y a “preocupadas” autoridades.

Ing. Galo Acosta Hidalgo
Machala