Bien hace el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia –Unicef– en propugnar el respeto de los derechos de quienes deben ser sus protegidos.

Bien hace el Consejo Nacional de la Niñez y la Adolescencia –CNNA– en propugnar reformas al Código Penal para tipificar y sancionar mejor los delitos de explotación sexual de los menores.

Bien hacen quienes, con perseverancia admirable y estimulante, nos recuerdan constantemente la importancia de conseguir el crecimiento armónico de toda persona y nos explican sus dificultades y adversidades.

Mal hacen quienes irrespetan aquellos derechos, dificultan la pronta aprobación de esas reformas o escamotean a los menores la alegría y su bienestar.

La referida Comisión ha hecho presente al Congreso, donde ya cursa el proyecto de reforma, que deben precisarse ciertos temas, como por ejemplo:

-Que se diferencie el abuso sexual en el que no hay acceso carnal, del acceso sexual agravado cuando sí existe esa situación.

-Que el exhibicionismo y el acoso sexual contra menores constituyen abuso sexual.

-Que la existencia de un posible consentimiento de los menores o de sus representantes es irrelevante como para dejar de sancionar a los abusadores, explotadores, tratantes, traficantes e integrantes de redes delictivas.

-Que haya acumulación de penas hasta un máximo de cincuenta años.

-Que se sancione la reincidencia endureciendo la pena.

-Que se destituya e inhabilite para el ejercicio de cargos públicos a los funcionarios y empleados públicos, lo que incluye a los profesores, que participen en este tipo de delitos.

-Que se sancione a las personas jurídicas involucradas en negocios vinculados con estas infracciones con su disolución forzada y el comiso de todos sus bienes.

-Que se sancione al “cliente” con absoluta claridad.

Creo que tales planteamientos son procedentes, espero que sean atendidos y las reformas se publiquen pedagógicamente con el afán de que realmente sirvan para evitar que haya más violaciones, pornografía, turismo, explotación y abuso sexual de menores.

Mis primeras preguntas para usted son: ¿le parece todo esto delictivo solo cuando intervienen menores? ¿Por qué?

Yo creo que esas mismas acciones no dejan de ser destructivas y, por la tanto negativas, solo porque se realizan entre personas mayores.

Si queremos educar bien a las próximas generaciones, ¿cómo ocultarles que solo tienen que esperar a cumplir 18 años para entonces sí prostituirse, explotar y abusar o dejarse explotar y abusar sexualmente de otras personas mayores sin responsabilidad alguna?

¿Las acciones de los seres humanos son buenas o malas según sea su edad?

¿Qué le parece? ¿Sería tan amable en darme su opinión?