Los altos costos de la tecnología para la identificación  de mercancías y la falta de controles en el contrabando de drogas son los problemas comunes de los puertos andinos que, desde ayer, se analizan en el primer curso de seguridad portuaria de la región, en Guayaquil.

El encuentro, organizado por la Dirección General de la Marina Mercante (Digmer), con apoyo del Comité Interamericano contra el Terrorismo y la Administración Marítima de los Estados Unidos, forma parte del plan de capacitación para las autoridades de los puertos andinos.

El objetivo: reforzar los conocimientos en materia de seguridad y mantener, así, la certificación del Código de Protección de Buques e Instalaciones Portuarias (PBIP), dijo Homero Arellano, titular de la Digmer.

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A partir de esta certificación, varios puertos nacionales reformaron sus medidas de seguridad en el 2004, pero “esta calificación no es definitiva y no podemos descuidarnos”, sostuvo Arellano.

Pablo Martínez, director de cursos del Comité Interamericano contra el Terrorismo, explicó que uno de los principales problemas que aquejan a los puertos andinos es el escaso control en la salida de pasajeros desde las terminales portuarias.

Este organismo inició, hace un año, un plan mundial de asistencia y entrenamiento en seguridad portuaria y aeroportuaria con talleres en países del Mercosur y Centroamérica; la intención es adecuar las legislaciones nacionales a las disposiciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

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En Ecuador, trece puertos (públicos y privados) y tres superintendencias petroleras fueron certificadas hasta julio del 2004 por la Digmer, bajo el código de protección PBIP, manifestó Javier Mancheno, superintendente de naves de la Secretaría Ejecutiva de Protección Marítima (Seprom).

El puerto de Guayaquil mueve el 70% de la carga que se envía o recibe por esta vía, dijo José Dávila, gerente de la Autoridad Portuaria local.