Un nuevo panorama de protestas amenazaba a  Bolivia ayer, tras el fracaso de una cumbre de sectores políticos y sociales que buscaba consensos para una polémica ley de hidrocarburos.

Aunque la cumbre se realizó en Cochabamba, perdió legitimidad por la ausencia del presidente Carlos Mesa, y de representantes de la Iglesia Católica, partidos políticos y los empresarios.

El presidente de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, Sacha Llorenti, señaló que se “perdió una nueva oportunidad de que los bolivianos resolvamos nuestros problemas a través del diálogo”.

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El Ejecutivo plantea que la nueva Ley de Hidrocarburos que se discute en el Congreso mantenga en 18% las regalías, valores que deben pagar las empresas petroleras. Mientras que el líder de la oposición, Evo Morales, pretende que sea del 50% y, al no imponerse en el Parlamento, presiona con movilizaciones y bloqueo de carreteras.

El panorama político tendía a complicarse aún más ayer luego de que el Tribunal Electoral de Bolivia desestimó  organizar la elección de prefectos (gobernadores), convocada por decreto para el 12 de junio por el presidente Carlos Mesa, como parte de los compromisos para impulsar la autonomía regional en Santa Cruz, el polo de desarrollo de Bolivia.

La Central Obrera Boliviana reiteró su llamado a una huelga de 48 horas desde hoy, mientras crece el temor a que falten alimentos en las mayores ciudades del país por el bloqueo de vías.

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“Esta situación está costando millones de dólares por día a los exportadores, y la mayoría de los embarques no llegan al resto del país”, dijo Carlos Dabdoub, miembro del comité pro Santa Cruz.