Los procesos migratorios se han dado permanentemente toda la vida; siempre el individuo buscando explorar nuevos horizontes, buscando crear nuevas expectativas, ilusiones, esperanzas, futuro; pero, siempre el denominador común es la satisfacción de las primeras necesidades económicas, para obtener el bienestar familiar.

Dentro de los contextos político, económico, histórico; el económico ha sido un factor predominante para emigrar.

Habiéndose producido en su país de origen la falta de recursos económicos para sobrevivir y, consecuentemente, no poder llevar a su familia el sustento diario, el individuo optó por buscar soluciones o alternativas inmediatas; entre ellas el empleo en otros países que le permita reequilibrar su situación económica.
Observando el movimiento migratorio desde este punto de vista, entonces, vemos que es un proceso de reajuste económico y por consecuencia también social; equilibrando su situación económica, mejora su situación social.

Encontramos que con el transcurrir del tiempo se han producido diferentes e interesantes áreas migratorias, hacia sectores de la tierra que sí han intentado lograr un desarrollo y bienestar económico saludables, siendo los más importantes para nuestro análisis el americano y el europeo.

En los últimos siete años ha predominado el movimiento migratorio hacia Europa, y concretamente a España; mientras que el americano lleva mucho más tiempo.

España ha dejado de ser un país de emigrantes para transformarse en un país de acogida de gentes de varias nacionalidades y ha impulsado en los últimos meses un régimen regulador, de normalización de los trabajadores de facto, con el objetivo de establecer condiciones dignas de trabajo, de residencia, de igualdad, de integración del emigrante, que responda a los agentes de mercado, de incorporación inmediata al puesto de trabajo y a la Seguridad Social, posibilidad de ascender a mejores cargos, fomentar la transferencia tecnológica, aprovechar los servicios básicos de salud, enriquecer las pertenencias de las identidades culturales, defensa de la discriminación.

El proceso de regulación en vigencia permitirá al ecuatoriano beneficiarse de mayor bienestar económico y social, mejorará su calidad de vida y de toda su familia, habrá mayor integración familiar y social, mayor comunicación y la frecuencia de viajes se incrementarán hacia Ecuador para visitar a sus familiares, también le permitirá convocar por reagrupación familiar a familiares que residen en el Ecuador.

Es decir, vemos en todo este contexto que el beneficio es compartido por varios sectores, como el productivo, el comercial, el industrial –expectativas en exportaciones ecuatorianas para satisfacer las necesidades de los ecuatorianos–, y el más favorecido es el sector de los servicios: envíos de encomiendas, facilidades de compra... y lo más importante es la mayor participación de líneas aéreas españolas, incrementando las frecuencias de vuelos entre España y Ecuador con fletes muy competitivos y permitiendo el incremento de la carga aérea de exportación e importación entre los dos países.

*Cónsul H. de España