Paralelamente, el Presidente analiza la posibilidad de conceder permiso de trabajo y acceso a la seguridad social así como al salario mínimo a cuatro mil peruanos, porque considera que hay escasez de mano de obra ecuatoriana en el sector agrícola.
Probablemente por esto el Canciller debe pensar que los emigrantes ecuatorianos podrían volver a su país a trabajar al campo y ganar esa remuneración mínima de 150 dólares a la que aspiran nuestros vecinos del sur.

Las palabras del Canciller se asemejan a las declaraciones vertidas por la Ministra de Turismo el año pasado, también en España, quien aseguró que “no ha sido necesaria la emigración... en Ecuador hay pobreza pero no hay miseria y nadie se muere de hambre”.

Al parecer las autoridades de Estado tienen una visión distorsionada de la realidad que vive la gran mayoría de ecuatorianos, tal vez pudieran tener una idea cercana si hicieran el ejercicio mental de tratar de sobrevivir, junto a sus familias, con un salario mínimo o subempleado o desempleado. Quizás así verían por qué los ecuatorianos emigran y no ven razón alguna para volver al país de las maravillas en el que viven los funcionarios del régimen.

Publicidad

Tanto la educación como la política de migración de nuestro país no son algo por lo que el Gobierno debe sentir orgullo; todo lo contrario.