Estados Unidos, un país que habitualmente acusa a otros de violaciones de los derechos humanos, podría acabar siendo el acusado por unos informes sobre torturas y abusos en su guerra contra el terrorismo cuando las Naciones Unidas comiencen un análisis mundial esta semana.
 
Grupos de activistas, como el Human Rights Watch con sede en Nueva York, están instando a los miembros de la Comisión para los Derechos Humanos que condene a Washington por el maltrato de prisioneros que son detenidos en el extranjero.
 
Si cualquier iniciativa de este tipo surge durante la sesión anual de la comisión, que comienza el lunes, Estados Unidos estará en una posición similar a Cuba, Irán y Sudán, países que es probable que Washington y otras naciones pongan en la picota.
 
"Si la comisión va a ser tomada en serio necesita analizar a Estados Unidos al igual que a Cuba, China y otras graves situaciones de los derechos humanos", dijo Loubna Freih, representante en Ginebra de Human Rights Watch.
 
Estados Unidos ha sido muy criticado por la aparición de casos de abusos a prisioneros en Irak y Afganistán y acusaciones de maltrato de los detenidos en su base de la Bahía de Guantánamo, en Cuba.
 
Sin embargo, para muchos activistas y diplomáticos, es discutible si puede tomarse en serio a la comisión, entre cuyos 53 miembros hay representantes de Estados cuyo historial de respeto de los derechos humanos es cuestionable.
 
Sudán, cuyo gobierno ha sido acusado por una comisión de investigación creada por la ONU de "delitos atroces" en la región de Darfur, es miembro, igual que Zimbabwe y Arabia Saudita, otros dos países donde los críticos dicen que los abusos son comunes.
 
Un comité de expertos de alto nivel que investiga los trabajos de la ONU, a petición del secretario general Kofi Annan, concluyó que su credibilidad estaba erosionada porque sus miembros estaban más preocupados por protegerse a sí mismos y a sus aliados que exponer las violaciones de los derechos humanos.