Estuve conversando con un mecánico, y este me contó cómo lo habían estafado de una manera cínica y “legal”.

Este pobre hombre hizo un préstamo a un banco por 1.000 dólares para poner un negocio a su mujer, específicamente un comedor. El préstamo fue pactado a diez meses, ¿y saben cuánto debe pagar? Solo por intereses, 500 dólares, y aparte el capital.

En matemáticas de colegio de nocturna, resulta una tasa de interés anual del 60%.
¿Qué es eso?, un robo descarado a vista y paciencia de las instituciones de control. No solo es un banco, sino ciertas instituciones financieras que ven, en la necesidad de la gente de poner negocios o aumentar los que ya tienen, cómo aprovecharse de ellas. ¿Hasta cuándo? Lo que le dije a este hombre es que se atreva a soñar y que compre el Pozo Millonario, porque solo un sueño puede alejarnos de situaciones como esta, que se viven.

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Byron Moya Falcones
Santo Domingo de los Colorados