La convulsión generada por hechos políticos y sociales en el mundo entero, nos reúne en el deseo de renovarnos a todos en una lucha conjunta por un mejor futuro.

En medio de la incertidumbre que ha cubierto al Ecuador, debe haber una luz que sea la voluntad de levantar al país con nuestras manos, espíritus e ideas. La cortina espesa de humo que es la mediocridad de un pueblo ciego debe cesar para iluminar la conciencia nacional.

Debemos respondernos con honestidad si estamos a la altura de ser los mejores, o si aún nos falta crecer, trabajar por nuestras virtudes, y generar corrientes de pensamientos nuevos, conjugados con la experiencia y sabiduría que ejemplifiquen nuestras mejores obras.

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Aunque se produzcan cambios urbanísticos, lo que en realidad los sustentará será la educación que debe ser replanteada como modelo cultural. En definitiva, el cambio debe partir de una introspección colectiva que nos haga agitar conciencias, hacia una purificación nacional, donde su nueva faz sea producto del amor a nuestra patria y no de la corrupción.

Lcda. María Verónica
León Veintemilla
Guayaquil