La pesca de tiburón y la exportación de sus aletas siguen practicándose en Ecuador, pese a que la legislación ecuatoriana lo prohíbe. Más aún, se conoce que el 80% de las aletas exportadas del Ecuador tienen su origen en Galápagos, un parque protegido.

En el país se practica el ‘aleteo’,  actividad considerada sanguinaria por los ambientalistas y que consiste en cortar las aletas al tiburón y arrojar el resto del cuerpo al mar en donde el animal  muere.

Estas son algunas de las denuncias que WildAid y Traffic realizaron ayer al presentar un informe denominado “Tocando Fondo”.

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Susie Watts, de WildAid, dijo que  entre 1997 y 2003 Ecuador exportó 850 toneladas de aletas de tiburón, lo cual equivale a 1,7 millones de esos animales. 
La sobreexplotación de la especie ha causado la disminución de la población a niveles alarmantes.

En los mercados asiáticos existe una importante demanda de aletas de tiburón, las cuales son utilizadas para preparar una sopa especial. El costo de cada plato de este potaje en Oriente llegaría a costar 100 dólares.

De acuerdo al informe de los ecologistas, en el cual presentaron un video e imágenes impactantes sobre la mencionada práctica, las aletas de tiburón se venden en Manta.

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Para los ecologistas, la sobreexplotación de los tiburones perjudica a los mismos pescadores, pues la desaparición del tiburón incide en la presencia de otro tipo de productos marinos más comerciales.

En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) se pronunció indicando que el problema de la matanza de los tiburones se está convirtiendo en un problema de seguridad alimentaria.

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Advirtieron que el turismo de buceo en Galápagos será afectado a corto plazo, debido a que actualmente la población de tiburones ha decrecido en el 60%.